martes, 30 de agosto de 2016

Los experimentos de ruptura (Harold Garfinkel, 1968)


 “He diseñado un procedimiento para romper las expectativas al mismo tiempo que se satisfacen las tres condiciones bajo las cuales la ruptura produce confusión, es decir, que la persona no pueda convertir la situación en un juego, en un chiste, un experimento, un engaño ni nada por el estilo” (Garfinkel, 1968, pág. 71).
Harold Garfinkel (1917-2011) aportó a la sociología un aire fresco desarrollando la teoría de la etnometodología en los años 60. Desde su afán empírico Garfinkel se apoyó en los escenarios ordinarios del día a día para realizar los experimentos de ruptura tan sorprendentes y olvidados.
Harold Garfinkel, el padre de la etnometodología
Harold Garfinkel, el padre de la etnometodología
La etnometodología  debía preocuparse por los modos prácticos con los que las personas entienden el mundo en el que viven, sus conocimientos en las conversaciones mundanas, en el trabajo, la escuela, o en el hogar, en definitiva en sus quehaceres comunes que se realizan sin prestar atención. Mediante los experimentos de ruptura se hacía patente la importancia de esas normas cotidianas abstractas e implícitas, pero patentes de la vida social  (Garfinkel, 1968 ).
Allá por los 60 un aventurado profesor de la universidad de California mandó a sus alumnos unas prácticas de investigación que nunca dejan de sorprender. La ruptura del “orden del sentido común” suponía romper con el orden legítimo de creencias sobre la vida en sociedad vista (desde dentro) de esa sociedad”(Garfinkel, 1968 , pág. 64) y esta fue la tarea de Garfinkel.
 EXPERIMENTOS:
“He diseñado un procedimiento para romper las expectativas al mismo tiempo que se satisfacen las tres condiciones bajo las cuales la ruptura produce confusión, es decir, que la persona no pueda convertir la situación en un juego, en un chiste, un experimento, un engaño ni nada por el estilo” (Garfinkel, 1968 , pág. 71). A continuación expondremos algunos de los experimentos documentados en el libro Estudios en Etnometodología y dejaremos él resto para una segunda entrada en el blog:
Experimento 1: entrevista de acceso a la facultad de medicina (Garfinkel, 1968: 72)
Planteamiento: 28 estudiantes que deseaban ingresar en la facultad de medicina fueron lasvíctimas de este primer experimento. Garfinkel se puso una bata blanca y se hizo pasar por el personal de selección de acceso a la universidad de medicina dónde se realizaban entrevistas individuales a los/las aspirantes. Durante la primera hora los/las estudiantes respondieron a preguntas previsibles sobre sus estudios y currículum. Transcurrida la hora se pregunto a los/las estudiantes si deseaban escuchar una grabación de una entrevista real, como la que acababan de realizar ellos. Todas/os se mostraron interesadas/os. La grabación elaborada por Garfinkel exponía a un aspirante tosco, con un lenguaje vulgar lleno de coloquialismos y una gramática incorrecta. También era evasivo y contradecía al entrevistador. Tras escuchar la entrevista se pidió a los/las aspirantes que diesen su opinión sobre el entrevistado (en general fue negativa)  y Garfinkel aportaba datos del ficticio estudiante contrarios a la opinión de los aspirantes (datos muy positivos, altos resultados académicos etc.):
Resultados: 25 estudiantes de los 28 se creyeron el experimento. Entre los argumentos destacados por los aspirantes se menciono que “se oía […]”, “era como de clase baja” a lo que Garfinkel exponía que era hijo de de un gran empresario: Los/las aspirantes reaccionaron de distintas maneras intentando resolver las incongruencias:
-“Debía haber hecho explicito… que podía contar con el dinero”
Más numerosos fueron los intentos de normalizar la información del aspirante:  
-(Risas) ¡Dios!, (Silencio) Yo hubiera pensado que era todo lo contrario, quizás yo haya estado completamente equivocado… mi orientación ha sido mala.
-No fue educado. Quizás tenía confianza en sí mismo. Pero no fue educado. No lo sé. O esa entrevista fue un poco loca o yo estoy muy loco.
-No, no lo puedo ver así. […] quizás sólo se hacía el gracioso. Tal vez intentaba… ¡No! Para mi sonó algo muy impertinente.
-Estoy dispuesto a revisar mi opinión original, pero no demasiado. No lo entiendo.
-(Risas) No sé qué decir ahora. Me preocupa mi falta de habilidad para juzgar mejor al muchacho.
Conclusión: Los/las estudiantes, con la información que obtenían se hacían una idea de cómo podía ser el estudiante y el resultado del experimento. Al encontrar la “ruptura” entre su entendimiento común (“es un barriobajero”) a los datos supuestamente reales (“buen estudiante clase alta”) los jóvenes intentaron normalizar la ruptura y volver a dar sentido a la situación. Las incongruencias (“habla como un pobre, pero es rico”) tratan de solventarse encontrando un remedio que devuelva el sentido al orden normal o común (“Tengo falta de habilidad para juzgar, fue una entrevista loca o yo estoy muy loco”) además de mostrar resistencias a creer en el nuevo orden (“revisaré mi opinión, pero no demasiado, no lo entiendo, quizás haya estado completamente equivocado”).

Experimento 2: Regateando en los comercios (Garfinkel, 1968: 83)
Planteamiento: Garfinkel pidió a 68 alumnos que regatearan el precio de alguna mercancía que desearan comprar en una tienda normal donde esto no es habitual. Un primer grupo de alumnos debía realizar un solo intento, mientras que un segundo grupo debía realizarlo hasta 6 veces.
Resultados: el 20% del primer grupo (con un intento de regateo) rehusó de realizar el experimento o lo abortó una vez lo había comenzado. Sin embargo, en el segundo grupo (6 regateos) solo hubo el 3% de abortos del plan.La mayoría de los/las estudiantes sintió una fuerte incomodidad a medida que se acercaba el momento del regateo con el vendedor. Los estudiantes que realizaron los seis intentos comentaron que al tercer intento ya no se sentían incómodos sino que por el contrario disfrutaron. También expusieron que sintieron mucha más vergüenza al regatear por mercancías baratas que por las caras. Por último, puntualizaron que volverían a hacerlo ya que habían aprendido que era posible y factible.
Conclusión: Los que rehusaron sintieron que se enfrentaban a una situación muy extraña e incómoda “ruptura del orden cotidiano” y por eso decidieron finalmente no realizar el experimento. Los que superaron las primeras situaciones de regateo (tres intentos en general) se adaptaron a dicha situación y la asumieron al salir airosos (“Lo volveré a realizar”), ya que asimilaron un nuevo orden en el sentido común (“se puede hacer y lo seguiré haciendo”). Otra posibilidad que desprende está situación es la del precio de las mercancías. Regatear por una mercancía barata, en el orden de sentido común puede entenderse como una tacañería mientras que no ocurre así con las mercancías caras.

Experimento 3: Rompiendo el espacio vital (Garfinkel, 1968: 87)
Planteamiento:Se propuso a 79 estudiantes que, en el transcurso de una conversación corriente con algún familiar o amigo (sin importar el sexo, la edad, etc. a excepción de niños), los/las jóvenes se fuesen acercando poco a poco al rostro de su conocido rompiendo el espacio común y “normal” que se emplea en una situación similar donde dos personas hablan.
Resultados: Casi de manera unánimetanto las víctimas del experimento como los verdugos atribuyeron al acercamiento una intención sexual. Las víctimas del experimento y algunos verdugos intentaron apartarse alejándose del rostro del otro. La situación provocó asombro, vergüenza, incertidumbre, rabia y miedo. Este efecto fue más pronunciado en los hombres que en las mujeres. Al revelar el propósito del experimento los estudiantes no pudieron restaurar la situación inicial, es decir, no consiguieron que la víctima aceptase del todo que se trataba de un experimento de la clase de sociología y pasasen página quedando la situación vivida como una anécdota sin importancia.
Conclusión: Una primera conclusión es evidente: en toda conversación ordinaria hay una distancia mínima de proximidad a la otra persona que se debe respetar. Cuando ésta es quebrantada se produce un acercamiento excesivo (rompiendo la norma) la restauración del orden de sentido común lleva atribuir la intención de la búsqueda de sexo (Ej: “quiere besarse conmigo”). Por último, la imposibilidad de volver al orden anterior a la ruptura, es decir, el no conseguir que las víctimas pasasen página, puede entenderse de diversas maneras pero principalmente se puede señalar que el sexo es un elemento tabú en la mayor parte de las conversaciones comunes. En general en el conjunto de la sociedad occidental el sexo o simplemente la insinuación de éste, es un elemento bastante perturbador o rupturista, más si este hecho ocurre con la familiaridad que poseían los verdugos con sus víctimas (amigos, familiares, vecinos es decir el amigo con el que nunca te besarías, tu prima o un vecino).
 En definitiva, mediante estos experimentos fuera de laboratorios y de situaciones predeterminadas Garfinkel encontró una forma de demostrar los planteamientos teóricos sobre la sociología cotidiana, los modos comunes de entender las situaciones ordinarias que al ser quebrantados producían tanto asombro, incomodidad y tantísimas ganas de volver a la “normalidad” en la que todo se entiende y se da por hecho convirtiendo así lo extraño en lo familiar (Sociología Ordinaría, 2013).
Post redactado por:
Pepo Rodríguez
Sociólogo. Universidad Complutense de Madrid.

FUENTES:
Garfinkel, H. (1968 ). Estudios en Etnometodología. Pearson Educatión Inc.Prentice Hall.
Página web: Sociología Ordinaria: http://sociologiaordinaria.com/

Imagen 1 Garfinkel: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/6/65/Garfinkel2.TIF/lossy-page1-220px-Garfinkel2.TIF.jpg

lunes, 29 de agosto de 2016

La socióloga española Capitolina Díaz, investigadora de la desigualdad entre varones y mujeres

“Para achicar la brecha de género no alcanza con las buenas intenciones”

La especialista señala que para reducir la disparidad en el ámbito laboral debe haber premios y castigos. Y cuenta cómo ese método logró avances en algunos países. Las desigualdades en el sistema científico y educativo. Un análisis de género del presupuesto de un país. Cómo la economía de una sociedad evidencia las diferencias.

Por Verónica Engler
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La socióloga española Capitolina Díaz trabaja desde hace años para achicar la desigualdad de género que existe entre varones y mujeres en ámbitos laborales y extra laborales, en beneficio de unos y en detrimento de otras. Lo ha hecho desde diversos lugares en su país, en cargos directivos en la Universidad de Oviedo, en el Ministerio de Educación y Ciencia, ante la Unión Europea y también en el Ministerio de Igualdad.
Como otras feministas, Díaz considera que los obstáculos que muchas mujeres pueden encontrar para desarrollar sus carreras profesionales tienen que ver básicamente con dos cuestiones: por un lado, la falta de corresponsabilidad de los varones para realizar el trabajo de cuidado para que cada día sea posible hacer girar la rueda de la vida en sociedad; y por el otro lado, la falta de corresponsabilidad de la sociedad en su conjunto para favorecer la sostenibilidad de la vida. A saber, esta desi- gualdad tiene que ver con que son mayoritariamente las mujeres las que se ocupan de cuidar a niños y niñas, a las personas mayores y a las dependientes en general (personas con discapacidad, por ejemplo); también son las mujeres las que suelen gestionar los engranajes hogareños para que no falte el pan de cada día, para que los impuestos se paguen en fecha, para que las compras sean hechas y para que cada quien acuda al médico cuando lo necesite. “Parece que la sostenibilidad de la vida es una cosa que las mujeres, arreglándoselas como puedan, y sacando fuerzas y tiempo de donde no hay, lo hacen, pero eso no parece que fuera un problema de políticas públicas, de responsabilidad de las instituciones”, apunta Díaz, que estuvo en el país para participar en múltiples actividades organizadas por la Red Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Género (RICTyG) en Buenos Aires.
–En el sistema científico y universitario español se da una situación parecida a la de Argentina: hay similar cantidad de varones y mujeres en la base y son muy pocas, menos del veinte por ciento, las que llegan a niveles superiores tanto en el escalafón de investigación como en puestos de directivos y de toma de decisiones en las instituciones científicas y educativas. ¿Qué lectura hace de esta situación?–La situación se modifica, pero muy lentamente. La modificación en Europa en diez años, desde que hemos empezado a medir esto, ha sido de un dos o tres por ciento de mejora, la situación es muy parecida a la de Argentina. Lo que sucede es que parece que las redes informales masculinas favorecen el nepotismo masculino, la selección de hombres por hombres. Y es una cosa que dificulta o ralentiza el progreso de las mujeres en la carrera científica. Y otro elemento que perjudica a las mujeres es que al comienzo de la carrera científica, en un momento de consolidación importante, se tropiezan con la maternidad. El problema es que no hay ni suficiente compensación en el sistema científico, que podría compensar a las mujeres que tengan un hijo con una extensión de tiempo para cualquier medición de méritos; ni socialmente tenemos estructuras para atender a las personas dependientes. No tenemos suficientes guarderías cerca del trabajo a precios asequibles, o centros de atención a personas mayores dependientes.
–En sus investigaciones usted ha señalado que en el caso de las mujeres en ciencia, como en otros ámbitos, se dan tres brechas en relación a los hombres: la salarial, la de cuidados y la de tiempo. ¿Me pueden explicar de qué manera se dan estas tres brechas?–La brecha salarial supone que las mujeres cobramos menos que los varones, y esto es cierto en términos generales. Es decir, en cada país, si tomamos todo el dinero que ganan todas las mujeres que trabajan y comparamos con el dinero que ganan todos los hombres de ese país, siempre ellos ganan más. Si comparamos por hora trabajada también ellos ganan más. Y si hacemos una comparación más fina, categoría a categoría y por hora trabajada, ellos también ganan más. Así que es obvio que en todos los países hay una brecha salarial, de género. Y siempre se habla de esto, así que hay el día nacional de la brecha salarial de género, que en Europa siempre se celebra en torno a finales de febrero porque la idea es que para que una mujer europea consiga el mismo dinero que consigue un hombre en un año, tiene que trabajar todo el año, igual que el hombre, y casi dos meses más. Entonces, el día que es cuando nosotras ganaríamos lo mismo, ese día se pone como día de la brecha salarial de género. Así que éste es un concepto como muy claro. Cuando nosotras empezamos a pensar sobre este concepto, descubrimos que una de las razones fuertes que hacía que hubiera esta brecha salarial era que las mujeres no tenían una libertad de contratarse como la que tienen los hombres, porque asumían las tareas de cuidado que les corresponden y las que les corresponderían a los hombres. Con esto, las mujeres tienen que dedicar parte de su tiempo, de sus energías mentales y de sus esfuerzos al trabajo de cuidados, y además con ello liberan a los hombres para ser más contratables.
–Entonces, los hombres tienen un salario mayor, y en buena medida esto es posible porque los hombres cuidan menos que las mujeres.–Claro. Un trabajo ideológico con los hombres y unas buenas políticas públicas debieran hacer que esta brecha se achicara, se redujera, para que los hombres fueran más responsables. Los hombres tienen un déficit en las tareas de cuidados. Hemos empezado a reformular todas las teorías acerca de la feminización de los cuidados desde el concepto de brecha, desde el concepto de cuánto menos los hombres cuidan, cuál es el déficit de los hombres en esa dirección. Y en ese proceso nos dimos cuenta de que, dado que las mujeres tenían que dedicar tanto tiempo a los cuidados, se quedaban sin tiempo propio. Entonces descubrimos que hay una enorme brecha de tiempo propio entre las mujeres y los hombres. Los hombres tienen su dedicación laboral, muchas mujeres tienen una dedicación laboral muy parecida, pero los hombres no tienen la dedicación del tiempo de cuidados, que en España es de dos horas quince menos que las mujeres cada día.
–Entonces el déficit de las mujeres es de tiempo propio, ¿verdad?–Y este déficit de tiempo propio es todavía mayor si cuando hablas de los cuidados consideras que parte de los cuidados son tareas físicas que realizan y que son visibles, pero otra parte de los cuidados, y esto es casi exclusivamente femenino, es latente, que es el cuidado que está en las mentes de las mujeres pensando cómo organizan y cómo funciona la casa. Un ejemplo: una parte es el trabajo de cocinar, pero otra parte es el trabajo de pensar qué cocinas y pensar qué tienes que comprar, dónde tienes que comprar, si tienes o no lo que necesitas. Todo ese tiempo de trabajo es un tiempo en el que los hombres tienen sus cabezas libres, como tiempo propio, y las mujeres no lo tenemos. Y por si fuera poco, le añadimos el otro tiempo, que a menudo parece que fuera tiempo libre y propio, que es el tiempo en que las mujeres están en casa sin realizar ni tareas físicas ni tareas de gestión explícita, sino que están en la casa porque hay alguien en casa que necesita que ellas estén presentes. Aunque sólo sea porque su hija o su hijo, si ella no está presente, no hace las tareas del colegio; o porque su bebé, aunque esté dormido, necesita que ella esté en casa; o porque la persona anciana con Alzheimer que tiene en casa, aunque no tenga que cuidarla físicamente, si la deja sola puede abrir la puerta y salir a la calle o quemarse. Todos esos tiempos son de manera exclusiva femeninos, por lo tanto los hombres tienen un tiempo libre enorme para sus propias cosas, que las mujeres no tenemos. Por tanto la brecha de tiempo libre entre hombres y mujeres es enorme.
–Usted con su grupo de investigación Género en Ciencia están trabajando en la Universidad de Valencia con la idea de promover presupuestos y proyectos científicos con perspectiva de género. ¿Cuáles son los parámetros que utilizan para analizar si se aplica la perspectiva de género?–Respecto de presupuestos, que nos es mi campo específico sino el de una colega, hay ya una línea de estudios de presupuestos en general con perspectiva de género que lleva la Comisión Europea, y en España está bastante avanzada en Andalucía y en el país Vasco. El elemento principal de este parámetro es ver si cada unidad monetaria de los presupuestos va a tener el mismo impacto en mujeres que en hombres. Por ejemplo, si hay mil millones de euros para prolongar alguna carretera, la pregunta sería: ¿cuál es el impacto potencial en mujeres y en varones de esa medida? O mil millones de euros para reducir las listas de espera en los hospitales, ¿qué impacto de género puede tener esa medida? Básicamente se trata de preguntar a cada uno de los rubros de los presupuestos nacionales si el impacto para mujeres y hombres es diferente.
–¿Y en el caso de proyectos de investigación?–En el caso de proyectos de investigación intentamos mirar los tres ámbitos que marca la Comisión Europea como Horizonte 2020. Entonces, observamos si el número de mujeres y hombres es equivalente en cada proyecto; si los investigadores principales son siempre hombres o son también mujeres o, puesto que ahora se permite dos investigadores principales, ver si uno es mujer y otro es hombre; si el reparto de tareas dentro del equipo de investigación es equivalente; si se han planteado el impacto de género de la investigación; si se han planteado que la muestra, si es de población, sea representativo de las mujeres y los hombres. Y lo otro nuevo es la perspectiva de género en la docencia, que es el nuevo campo en el que vamos a empezar a trabajar. La idea es que los y las docentes puedan revisar sus asignaturas desde la perspectiva de género, en todos los sentidos: los objetivos docentes que se persiguen con la asignatura, el tipo de competencias que debe adquirir un o una estudiante para aprobar, cómo se enfoca, los ejemplos que se utilizan, las prácticas que se hacen, los manuales que se utilizan.
–Los datos muestran que la desigualdad de género sigue siendo un fenómeno persistente, que no se reduce ni de forma espontánea a lo largo del tiempo, ni con normativas que no vayan al corazón del problema. Ustedes en Europa realizan periódicamente los informes She Figures, que hasta el momento han evidenciado los limitados efectos de las políticas de Investigación y Desarrollo europeas sobre la igualdad de género. En el año 2005, el Consejo Europeo estableció la meta del 25 por ciento de mujeres en los puestos de toma de decisión en la investigación en el sector público, pero en el año 2010 sólo el 10 por ciento de los rectorados estaban ocupados por mujeres y eran sólo el 15 por ciento en las direcciones de instituciones de investigación. ¿Qué lectura hace de esta persistencia del viejo modelo y la dificultad para modificar ese statu quo en el que las mujeres pocas veces llegan a ocupar puestos jerárquicos, en los que tienen mayor poder de decisión?–Hay una resistencia feroz por los años que llevamos teniendo las instituciones científicas controladas, dominadas y gestionadas por varones. Hay una resistencia muy grande a cambiarlas, los propios varones cooptan varones, y las mujeres tampoco presionan porque si lo hacen puede que en muchos casos fuera en contra de ellas. El problema es que no hay medidas ni de premio ni de castigo por no hacer esto. No es suficiente con decir que el objetivo de la Comisión Europea es alcanzar tal porcentaje de mujeres en puestos de toma de decisión en la ciencia. No, tiene que decir “aquellas instituciones que alcancen esto y lo superen les premiaremos, y aquellas que no lo alcancen les penalizaremos”. Y no hay medidas de este tipo. Sólo hay buenas intenciones. Y sabemos que si hay premios y castigos las cosas funcionan, porque tenemos el modelo de Noruega, que ha exigido que al menos el 40 por ciento de los integrantes en los consejos de administración de las empresas que cotizan en bolsa fueran mujeres, y les dio dos o tres años a las empresas para cumplir esto, y las que no lo cumplieran, el gobierno disolvería el consejo de administración. Pues ante el temor de que todos los varones del consejo de administración se quedaran fuera han preferido que al menos el 60 por ciento se quedara dentro y sustituir al otro 40 por ciento con mujeres. Y lo han hecho, en dos años todas las empresas noruegas que cotizan en bolsa tienen al menos un 40 por ciento de mujeres en sus consejos de administración. Creo que lo que nos falta son medidas de este tipo.
–Actualmente usted es presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) de España. ¿Cuáles son los objetivos que tiene esta organización y cuáles son los temas en los que están trabajando?–El objetivo principal de AMIT es que las mujeres científicas en España ocupen el lugar que les corresponde, que la proporción de mujeres científicas en España estén representadas en el nivel que corresponde a sus conocimientos, tanto numéricamente como en puestos de toma de decisión. Entonces, hacemos todo lo posible para conseguir eso. Cuando podemos somos interlocutores de los gobiernos y les hacemos propuestas, siempre que podemos y que nos escuchen. Apoyamos a todas aquellas que nos hacen una denuncia porque encuentran que han sido tratadas de manera discriminatoria, recopilamos datos e información acerca de cuál es la situación. Por ejemplo, hemos estudiado todos los premios científicos en España y hemos estudiado la composición por sexo de los jurados, de las personas candidatas, y la composición por sexo de las personas premiadas. Y hemos podido ver que las mujeres son entre el 10 y 15 por ciento de las personas premiadas en ciencia, y que el número de mujeres premiadas disminuye a medida que aumenta la cuantía del premio. Nada sorpresivo, ¿verdad? Sobre esto hemos hecho unas recomendaciones y el Ministerio responsable de la investigación ha distribuido nuestro informe a todas las entidades que dan premios, públicas y privadas. Así que, por lo menos, pueden ponerse colorados de ver lo mal que lo hacen.
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viernes, 26 de agosto de 2016

Con disfraces de odio racial

TRIFULCA ENTRE ESTUDIANTES DE LA ORT Y ALUMNOS DE UNA ESCUELA ALEMANA

Un grupo de alumnos del colegio de la Sociedad Escolar y Deportiva Alemana de Lanús entró con simbología nazi en una fiesta de estudiantes de la ORT en Bariloche.

Los estudiantes de la Sedal se tomaron fotos en su ingreso a la disco donde estaban los de la ORT.
Imagen: Télam.
Una fiesta de disfraces en la reconocida discoteca Cerebro, en Bariloche, el martes pasado derivó en una trifulca entre alumnos del colegio ORT y un grupo de estudiantes del sexto año colegio de la Sociedad Escolar y Deportiva Alemana de Lanús (Sedal). La batalla campal que se desató entre ambos grupos surgió cuando los recién llegados de Lanús se mostraron con bigotes hitlerianos y algunos de ellos con esvásticas pintadas en el pecho y la espalda. Ambos grupos fueron expulsados del local. Al día siguiente, algunos de los agresores junto a algunos de sus padres se presentaron en el hotel donde estaban los alumnos de la ORT para pedir disculpas.
Durante la fiesta de disfraces, en la disco Cerebro, los alumnos de la ORT se vieron sorprendidos por los estudiantes del colegio alemán que llegaron disfrazados de nazis. Varios de ellos, llevaban pintadas esvásticas en el pecho y en la espalda. Los alumnos de la ORT avisaron a los coordinadores de la empresa de viajes, y uno de los recién llegados que mostraba histéricamente los símbolos nazis en su cuerpo fue llevado fuera por los coordinadores para borrarle los símbolos pintados, según relató uno de los alumnos de la ORT. A todo esto, los insultos entre ambos grupos arreciaban. Pero cuando estalló el grito de “judíos de mierda”, sumado a la insistencia en las demostraciones de símbología nazi, terminaron trenzándose a golpes. En ese momento intervino el personal de seguridad de la disco, los alumnos de la ORT fueron sacados fuera del local, y trasladados al hotel.
Al día siguiente, los alumnos de la escuela alemana y algunos de sus padres se presentaron ante los de la ORT en tren de pedir disculpas.
Adrián Moscovich, director ejecutivo de la ORT, dijo que se había comunicado con la directora del colegio alemán –Silvia Fazio–, y que ambos coincidían en que el tema debía ser abordado desde el punto de vista educativo y agregó –en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias– que “la directora (Fazio) comentaba que hacen viajes a Alemania, donde los alumnos visitan los campos de exterminio nazi. Por eso estaba tan compungida y ahora dispuesta a trabajar en conjunto. Si queda algún grupo de alumnos que aún no está en conocimiento de lo que fue el exterminio nazi, se trabajará para que comprendan que esto es grave”.
Desde la ORT, a través de un comunicado, firmado Moscovich, expresaron su repudio ante la discriminación y la intolerancia y ratificaron “la importancia de continuar trabajando en el esclarecimiento de lo ocurrido en la Shoá y en todos los crímenes de lesa humanidad”.
Por su parte, el secretario general de la DAIA, Santiago Kaplun, dijo “queremos ir al fondo del asunto porque esto nos genera una consternación importante al tratarse de chicos de 17 años”. Y remarcó que la DAIA siempre va a estar para denunciar cada vez que “haya un foco de nazismo y se reivindique”.
Desde el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) condenaron las actitudes antisemitas (ver aparte).
En tanto, desde la escuela alemana, su directora declaró que “más allá de la decisión del colegio, los alumnos involucrados tendrán que hacer un trabajo de reparación”, y agregó que “los chicos deben trabajar sobre la concientización del daño que causaron a la comunidad de la ORT y la de su propio colegio. Esto no nos representa en absoluto”.
“Nadie puede hacerse el distraído con esto –declaró preocupado el intendente local, Gustavo Gennuso–. Hay que pensar por qué un chico de 17 años se pone el símbolo nazi y tiene esta actitud con alumnos de un colegio técnico como el ORT, muy prestigioso. Esto es muy preocupante, sobre todo para los padres y el Estado. Todos debemos tomar cartas en el asunto porque estas cosas no nos pueden pasar”, dijo, antes de viajar a Buenos Aires, donde sumó a su agenda un encuentro con el presidente de la DAIA, Ariel Cohen Sabban.
Al mismo tiempo, en el colegio de Lanús, ayer los docentes realizaron una jornada de reflexión con los cursos, e informaron que convocarán al Consejo de Convivencia que es desde donde saldrá la sanción para los estudiantes. Fazio agregó que “la sanción máxima para los chicos es el apartamiento del colegio, pero hay que tener cautela”.
Finalmente, Moscovich adelantó que acordaron con el Sedal trabajar en forma conjunta en proyectos educativos y que definirán un plan que incluirá a los alumnos que participaron en los actos de discriminación en Bariloche, ya que lo que se busca desde la ORT es “reflexionar sobre estos hechos; un ejercicio imprescindible para comprender el presente y construir un futuro en el cual se consoliden los valores democráticos y pluralistas”.
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jueves, 25 de agosto de 2016

La xenofobia ridícula llega a la playa en Francia

La prohibición de la burkini abre la puerta para abusos de la policía en la Costa Azul

El país de la libertad y los derechos se desliza hacia una peligrosa confusión para defender su laicismo, luchar contra el terrorismo y garantizar el orden público: cerca de 25 mujeres han sido multadas en este verano europeo por llevar una burkini o un velo.

Por Eduardo Febbro
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En este verano europeo, las playas francesas no muestran un arco tan amplio de trajes de baño femeninos como ésta de Túnez.
Página/12 En Francia
Desde ParísLa represión de los signos que manifiestan una pertenencia religiosa está dando lugar a abusos y escenas de una ridiculez pasmosa. En nombre de los valores laicos, varias localidades de la Costa Azul francesa y otras playas del país han prohibido el uso de la famosa burkini, esa prenda de playa que cubre todo el cuerpo. Pero la policía se muestra muy celosa a la hora de ejercer de autoridad moral vestimentaria y está protagonizando una verdadera cacería de todo símbolo musulmán, incluso contra aquellos que ninguna ley prohíbe. Dos casos suscitaron una enorme incomprensión en un país ilustre por su respeto de los derechos sociales y humanos. El racismo antimusulmán demuestra sin embargo que los valores tienen límites muy estrechos. El pasado 16 de agosto, una mujer de 34 años, Siam, que se encontraba en una playa de Cannes con sus hijos fue multada con 11 euros porque llevaba puesto un velo. Esta prenda nada tiene que ver con la burkini y no está prohibida por ninguna ley, pero los policías municipales interpretaron la ley a su manera y en medio de un griterío hostil contra la mujer, las fuerzas del orden la intimaron a sacarse el velo, pagar la multa o abandonar la playa. Varios testigos y la misma mujer narraron a la prensa esta episodio vergonzoso y, como reacción, el intendente de Cannes, David Lisnard, denunció un “montaje orientado y peligroso”. El texto municipal no se refiere al velo sino que apunta a la burkini. La prohibición dice que el “acceso a las playas” está proscripto para “toda persona que no tenga una vestimenta correcta, respetuosa de las buenas costumbres y de la laicidad”.
Lo cierto es que la historia no terminó acá en una zona donde las mafias planetarias se mueven a su antojo. Es, sin embargo, más peligroso una mujer en familia con velo en la playa que los potentados millonarios del crimen organizado mundial que compran mansiones en la Costa Azul y lavan en los casinos fortunas grandiosas sin que nadie los moleste. El otro episodio tuvo lugar en la misma zona y su carácter abusivo dio la vuelta al mundo. En la playa de Niza, siempre en la Costa Azul, una mujer vestida con un pañuelo y una túnica turquesa fue también interpelada por la policía por las mismas razones. El hecho quedó retratado en una foto tomada por un fotógrafo de la agencia Best Image que luego la vendió a los medios anglosajones. El Daily Mail la publicó y la indignación que suscitó termino destapando una polémica densa, burlas acerbas contra Francia y hasta un hashtag en Twitter, #WTFFrance (What the fuck France). Tal como había ocurrido en Cannes, las autoridades de Niza denunciaron una suerte de complot y prometieron, según reza el comunicado difundido por al adjunto al intendente de Niza y presidente de la región, Christian Estrosi, “juicios contra quienes difunden fotografías de nuestros policías municipales”. Luego, varias fuentes pusieron en tela de juicio la autenticidad de la fotografía y evocaron una “escena preparada”. Citado por el diario Libération, uno de los responsables de la agencia de fotos Best Image declaró que “no existe ningún montaje, ninguna puesta en escena”. Más allá de esta polémica, el hecho existe: cerca de 25 mujeres han sido multadas hasta hoy por llevar una burkini o un velo. El país de los derechos se desliza hacia una peligrosa confusión para proteger su dimensión laica, luchar contra el terrorismo, garantizar la higiene y el orden público. La burkini, el velo, son amenazas sustanciales a todos estos órdenes. El mismo primer ministro Manuel Valls caucionó las medidas adoptadas cuando consideró que “la burkini no es una nueva gama de mallas o una moda. Es la traducción de un proyecto político de contrasociedad, fundado especialmente sobre la esclavitud de la mujer”.
Las declaraciones del jefe de Gobierno son tanto más controvertidas cuanto que no sólo validan al más alto nivel del Estado una suerte de persecución moral y religiosa sino que, además, chocan con otros análisis más pertinentes y moderados. Si bien varias mujeres intelectuales conocidas salieron a atacar la burkini, otras, en cambio, ven en esa prenda un principio de integración en el espacio social frente a la intención radical de las corrientes salafistas del Islam, que quisieran ver a la mujer excluida de toda esfera pública. Esta tesis refiere que se trataría de una adaptación a la modernidad antes que de una exclusión. Según escribe en el diario Libération la senadora y profesora en la Escuela práctica de Estudios Sociales, Esther Benbassa, “el verdadero problema reside en el hecho de que las mujeres con velo o con burkini le dan, aunque percibida como agresiva en este período de tensión, una visibilidad a la presencia musulmana en Francia que permaneció durante mucho tiempo invisible”. Es casi cómico imaginar a los distintos cuerpos de la policía francesa recorriendo las playas en búsqueda de la peligrosa infractora, de la agresora de los valores laicos perseguida en función de la “lucha contra el proselitismo religioso”, según lo expresa el Intendente de la norteña playa de Le Tourquet, Daniel Fasquelles, un conservador también adepto de la prohibición. Policías con chalecos antibalas haciendo de escudos contra la propaganda proselitista, expulsando a mujeres y familias de las playas que, además, como ocurrió con Siam en Cannes, terminan agredidas por la gente que lanza insultos racistas o les grita “vuélvanse a su país”. En un mundo multicultural e hiperconectado, la escena tiene acentos de vaudeville pasado de moda.
Izquierda y derecha se han convertido a una suerte de laicismo duro que autoriza abusos y xenofobias antes controladas. Hay que correr rápido y sacarle argumentos a la extrema derecha, incluso si se va en contra de la esencia histórica del país. La ley de 1905 garantiza “la libertad y el libre ejercicio de los cultos”. Sin embargo, los intendentes que prohíben la burkini se apoyan en las nociones de “ropa ostentadora” y “disturbios en el orden público” para justificar las medidas. La ambigüedad abre un infinito espacio de proscripciones. Como les recuerda la Liga de Derechos Humanos, “las prohibiciones contribuyen a legitimar a todos aquellos o aquellas que ven a los franceses musulmanes como cuerpos extranjeros a la nación”.
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Una pantalla cada vez más chica

 LOS ADOLESCENTES TIENEN CUATRO PANTALLAS EN SU HABITACION, PERO SE SIENTAN FRENTE AL TELEVISOR SIETE VECES MENOS QUE HACE UNA DECADA

Una encuesta nacional sobre hábitos de consumos culturales entre adolescentes revela que el 95 por ciento accede a Internet a través del celular. Siete de cada diez están todo el día conectados. Pero para los jóvenes, lo más divertido es la vida social cara a cara.

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El cuarto de un adolescente argentino tiene en promedio cuatro pantallas, si se cuenta el celular, el televisor, una netbook o notebook y una computadora de escritorio, en ese orden. El celular, claro, es la herramienta por amplia mayoría y tiende a ser la única en el futuro cercano. La televisión, en cambio, perdió un espacio muy importante: los adolescentes se sientan frente al televisor siete veces menos que hace una década. Los datos son parte de los resultados de una amplia encuesta nacional, la tercera que se realiza en el país. Los antecedentes, 2006 y 2011, fueron producidos por el Ministerio de Educación de la Nación, y en esta oportunidad –la encuesta debe cumplirse cada cinco años para cumplir con los requerimientos estadísticos–, ante la ausencia de información sobre alguna iniciativa oficial, se realizó la encuesta promovida desde el sector privado.
El punto de partida fue determinar el perfil del adolescente argentino, e intentar despejar la idea de que la conexión cada vez mayor de los adolescentes a internet y redes sociales, a las pantallas y especialmente al celular, constituyan valores negativos. La “Encuesta nacional de consumos y prácticas culturales adolescentes” fue organizada por la Asociación de Diarios del Interior (Adira) y dirigida por la especialista Roxana Morduchowicz. Se trató de una encuesta nacional, con un rango importante de encuestados, 1800 adolescentes de entre 14 y 18 años. Se realizó en las capitales de provincia y en ciudades como Rosario y Comodoro Rivadavia, sobre la base de escuelas públicas y privadas. Se trató de una encuesta cuantitativa, esto es, una radiografía de la situación actual, pasible de ser comparada con las dos encuestas anteriores, y con las que semejantes que se realizan en Gran Bretaña y Francia. Consistió en un cuestionario al estilo múltiple choice y se realizó entre abril y junio de este año.
En primera instancia, se verifica que la habitación de un adolescente argentino, hoy, incluye en promedio cuatro pantallas. Aunque el resultado muestra que en la habitación tienen hasta seis tipos de pantalla diferentes, las que indefectiblemente aparecieron fueron el celular y la tevé; en tercer lugar la netbook –entregada en las escuelas públicas–, o la notebook –en los casos en que fue comprado por los padres–; seguido de la computadora de escritorio, después MP3, MP4 o iPod, y una Play Station o la consola Wii. La mayoría, el 60 por ciento, tiene entre 3 y 5 pantallas (cuatro de promedio), que son indefectiblemente el celular, la tevé, la netbook, y cualquiera de las tres restantes (pc, MP3 o consola). Alrededor del 20 por ciento tiene seis o más; otro 20 por ciento tiene dos (el celular y la tevé) y un número irrelevante para la encuesta tiene solo una (el celular). Dato significativo: no hubo respuestas por cero.
El resultado respecto a los medios gráficos da sentido a la pregunta anterior. A la consulta sobre qué medios gráficos compran en la casa de cada encuestado, el 25 por ciento respondió que compran al menos un periódico, el 15 por ciento, libros; el 10, revistas; y un 15 por ciento, los tres medios. Es destacable que el treinta por ciento, tres de cada 10 familias, no compran ningún medio gráfico. “En las casas hay más pantallas que medios gráficos, es una manera de desetiquetar a los chicos, de entender que tienen tantas pantallas en su habitación porque en sus casas hay pantallas y en el 30 por ciento de los hogares hay solo eso, porque no hay un solo medio gráfico”, señaló la directora de la encuesta durante la presentación que se realizó en la sede de Adira.
El motivo de que en la habitación la mayoría tenga cuatro pantallas se explica porque “la facilidad de acceso hace que los padres actualicen sus modelos y los que tenían se los pasan a sus hijos”, describió Morduchowicz.
De la encuesta surge que ningún consumo cultural es recibido en el medio para el que fue creado. La lectura de los diarios impresos es un ejemplo: lo leen mayoritariamente en la versión on line. Las cifras respecto a las pantallas como receptoras de consumos para los adolescentes dicen que el 60 por ciento mira programas de tevé en computadora y celular; el 75 lee en esas dos pantallas; el 60 ve películas en la computadora; el 90 por ciento escucha música en el celular y el 55 por ciento en la PC (la suma no da 100 porque en muchos casos escuchan en ambas); y prácticamente el total, el 95 por ciento, navega por Internet en el celular.
Es impactante el dato que surge de la encuesta respecto al hábito de sentarse frente a un televisor: en la encuesta realizada en 2006, 7 de cada 10 adolescentes miraba el televisor de 4 a 6 horas diarias. Este año, la encuesta determinó que en el mismo rango de horas (4 a 6 diarias), uno de cada diez mira en la pantalla de tevé. Siete veces menos.
“El menú rígido de la tevé no es compatible con los hábitos adolescentes –señaló la directora de la Encuesta–, que se caracterizan con tres puntos: miro cuando quiero (no en el horario de transmisión); dónde quiero (no en la casa de los padres); y con quien quiero (no con familiares). No es que dejan de ver los programas sino que dejan de verlos en el televisor”.
Los adolescentes leen contenidos digitales. Sólo un 2 por ciento lee en papel. Esos contenidos surgen de redes sociales (70 por ciento); páginas y sitios web (60); libros para la escuela (30); diarios on line (20 por ciento). Esas lecturas son recibidas en el celular, 75 por ciento; en la PC, 60; en la netbook de la escuela, el 15; 10 por ciento en la tablet.
El celular es el principal medio de conexión de los adolescentes y va en camino a ser el único, es la pantalla que más aprecian. “En Europa y Estados Unidos, ya es la única, pero en Argentina no todos tienen smartphone lo que demora pero es una tendencia firme en todo el mundo”, explicó Morduchowicz. El celular, en ese sentido, es la contracara del televisor. El 95 por ciento navega Internet en el teléfono móvil. El 75 por ciento lo hace en la PC en la casa; el 20 en la netbook de la escuela; y el 15 por ciento en la tablet.
“A diferencia de otros años, al ser más móviles todos los dispositivos (celulares, tablet, netbook) se usan más tiempo. Hace diez años, se usaban locutorios, había que pagar por navegar, no había tablet”, señaló Morduchowicz. Esa disponibilidad lleva a que 7 de cada 10 estén conectados todo el día a Internet mientras que en la primera encuesta, en 2006, el 70 por ciento se conectaba sólo 30 minutos.
Y al conectarse a Internet, el 90 por ciento recorre redes sociales. “Facebook, menos que antes porque se sumaron los padres –explicó la directora de la Encuesta– y están prefiriendo otras redes como Instagram y con enorme crecimiento Snapchat”. El 75 por ciento escucha y baja música; el 55 busca información propia; el 35 hace tareas escolares; y el 30 ve series.
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Consumos culturales: el celular es el centro de la vida adolescente

Una encuesta nacional en chicos de entre 14 y 18 años dice que el 40% está conectado hasta que se va a dormir; el 30%, las 24 horas
PARA LA NACION
Una encuesta nacional reveló que el 40 % de los adolescentes de entre 14 y 18 años están conectados hasta que se van a dormir foto: Archivo
 En su cuarto, una televisión desenchufada le sirve de estante a una computadora vieja, que apenas funciona. En el cajón de su mesa de luz, un iPod que cayó en desuso convive con una PC último modelo que usa casi a diario. Pero la verdadera atracción de su habitación y de su vida en general gira en torno de su celular, un iPhone negro de 64 gigas en el que lee, mira películas, navega por Internet, utiliza las redes sociales y hasta aprende idiomas.
Victoria D'Andrea, de 16 años, forma parte del 40% de los argentinos de entre 14 y 18 años que, según una encuesta nacional de consumos y prácticas culturales adolescentes, usa Internet durante el día casi hasta irse a dormir. Además, un 30% usa Internet las 24 horas.
En 2006, por la influencia de los cyber, siete de cada 10 chicos se conectaban 30 minutos por día a Internet.
La encuesta, que fue dirigida por la doctora en comunicación Roxana Morduchowicz, autora del libro Los chicos y las pantallas publicado en 2014, fue realizada sobre 1800 chicos de escuelas públicas y privadas de todo el país.
"Es una generación para la que el celular es el medio más importante", dice Morduchowicz. Uno de los datos más sorprendentes es que el promedio de los chicos consultados tiene cuatro pantallas en su cuarto. "Un 20% tiene dos, otro 20% tiene más de cinco y el 60% tiene entre tres y cinco. Ninguno tiene una sola", explica.
Ante la sorpresa por las cuatro pantallas promedio entre los chicos argentinos, Morduchowicz señaló que la media general de los adolescentes europeos es una sola pantalla. "Esto obedece a que allá tienen smartphones. Hablamos de varias pantallas porque no todos los chicos tienen celulares inteligentes", aclara.
No obstante, chicos como Victoria, que sí tienen celulares inteligentes, también usan más de un dispositivo. Ése es el caso de Lourdes Santamarina, de 14 años, que suma computadora, iPod, smartphone y iPad en su habitación. Además de la propia, muchos de los consultados usan la netbook que les dio el Gobierno.
Aunque para los adolescentes de hoy el celular ya representa casi una extensión de su cuerpo, Morduchowicz sugiere no estigmatizar a los chicos. "En las casas, tres de cada 10 padres no compran ningún medio gráfico. Ése también es un motivo por el cual los chicos se abocan a las pantallas. Si en las casas hay más pantallas que diarios, es lógico. Los mismos padres utilizan las pantallas para su tiempo de ocio y el de sus hijos y suelen pasar los dispositivos viejos a sus habitaciones cuando compran nuevos. Hay responsabilidad por parte de los padres", apunta.
Aunque la encuesta pueda sorprender a más de un adulto, el 85% de los chicos admitió que estar con amigos implica pasar un día divertido. "Es un error creer que porque vivimos en un mundo de pantallas los chicos son menos sociables", agrega Morduchowicz. Así, el 65% coincide en que quedarse toda una tarde mirando televisión es lo más aburrido que puede haber.
El 90% de los adolescentes usa Internet para las redes sociales, según la encuesta encargada por la Asociación de Diarios del Interior de la República Argentina y auspiciada por Sancor Seguros.
El 90% de los jóvenes respondió que usa el dispositivo principalmente para las redes sociales. Y un 95%, para navegar por Internet. "De Facebook se van cuando aparecen sus padres. Casi el 50% está registrado en Snapchat. Las redes sociales no reconocen diferencias sociales ni económicas", agrega.
Lourdes cuenta que el tiempo máximo en que su padre le quitó el celular por una penitencia fue una semana. "Como tiene 14 años, no puedo agarrarle el celular, pero sí le pregunto con quién habla. Además, en las redes me fijo qué fotos sube, qué escribe. Si le va mal en el colegio o está en penitencia intento sacarle el celular por algunos días. En los días de semana, si la veo a la noche con la tablet mirando películas, me la llevo para que no se acueste tarde", cuenta Jorge Santamarina, su padre.
Santamarina explica que hace su mayor esfuerzo porque su hija tome conciencia de que las redes son buenas para la familia y los amigos, pero no para los desconocidos. Es por eso que le pide que use sus cuentas en privado. En la encuesta, el 75% de los chicos consideró que es más perjudicial conducir alcoholizado que chatear con extraños, opción elegida por el 25%.
El desenamoramiento de Victoria de los libros de papel, que fueron reemplazados por una aplicación del celular, "una opción mucho más práctica para leer en cualquier lado", según contó, coincide con el 75% de los consultados, que leen desde sus smartphones. Sólo un 2% lee en papel, mientras que un 60% lo hace por medio de la computadora.
Otro dato curioso es que el televisor ha sido uno de los medios culturales más afectados por el avance de la tecnología. En 2006, el 75% de los chicos miraba televisión de cuatro a seis horas por día; hoy, ese porcentaje se redujo al 10%.
"La fórmula de consumo televisivo de los adolescentes hoy es cuando quiero, donde quiero, con quien quiero y como quiero. El menú rígido de la TV es incompatible con el adolescente", concluye Morduchowicz.

miércoles, 24 de agosto de 2016

“Innovar tiene que ver con cuestionar la realidad social”

Gustavo San Juan, arquitecto, investigador adjunto del Conicet

Su laboratorio desarrolló un calefón solar que cuesta un tercio de los tradicionales y puede fabricarse en una mañana. El objetivo es llevar agua caliente a poblaciones de bajos recursos. Desde 2001, fueron distribuidos más de 1500. Ciencia, innovación y compromiso social.

Por Pablo Esteban
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Gustavo San Juan dirige el Instituto de Investigaciones y Políticas del Ambiente Construido.
En su acepción más directa “innovar” significa introducir una novedad. Pero para introducir una novedad se requiere creatividad y para cultivarla es necesaria cierta cuota de rebeldía. Cuando la ciencia se desmarca de los cánones, se corre de las tradiciones y asume riesgos, las posibilidades de transformar la realidad se vuelven menos utópicas. Porque cuando los cerebros trabajan en equipo, el conocimiento comienza –por fin– a tener algún sentido para los seres humanos.
Gustavo San Juan cultiva esta perspectiva y asegura que “la comodidad perturba el ejercicio científico que verdaderamente modifica la realidad”. Es arquitecto, investigador adjunto del Conicet y además, dirige el Instituto de Investigaciones y Políticas del Ambiente Construido (IIPAC, UNLP) y el Laboratorio de Modelos y Diseño Ambiental. Aquí, narra cómo funcionan los sistemas diseñados por su equipo, explica por qué es importante la producción científica cuando se aplica a los problemas cotidianos de las personas y colma de sentido el concepto de innovación a partir de sus propias experiencias con los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
–Usted es director de un instituto y de un laboratorio. Cuénteme qué hacen.–Analizamos la ciudad (los sectores residenciales, la salud, el transporte, etc.) en relación al consumo de energía y su impacto ambiental. El Instituto se creó en 1985 y desde 2012 soy el director. Por otra parte, en 2003 se conformó el Laboratorio. Mientras el primero se basa en generar información básica, el segundo se enfoca en los desarrollos aplicados. Trabajamos a partir de una premisa central: el aprovechamiento de la energía solar como fuente fundamental.
–Con el cambio de siglo y la situación que afrontaba el país decidieron concentrar los esfuerzos en los sectores más desfavorecidos.–Exacto, en el 2000 con más del 40 por ciento de la población argentina debajo de la línea de pobreza reflotamos una línea de investigación que pretendía colaborar con los sectores de escasos recursos. Al poco tiempo, desde el Laboratorio comenzamos a desarrollar sistemas solares orientados a cubrir necesidades básicas que se vinculan ni más ni menos con el acceso al agua caliente. En muchos casos, aparatos como los calefones son tan caros que se vuelven imposibles de adquirir. Entonces, junto a los barrios, desarrollamos los colectores solares para generar agua caliente. Luego, seguimos con el diseño de calefactores de aire para las viviendas. En la actualidad, la línea es mucho más amplia porque trabajamos en temáticas como la electricidad segura, tratamiento de efluentes domiciliarios, etc.
–¿Cómo surgió la idea de desarrollar los calefones solares?–Las ideas surgen en el seno de la universidad. De modo que el propio producto se realiza en laboratorio y en campo casi al mismo tiempo. Desde aquí, hay una cuestión muy interesante a tener en cuenta: la aceptación social. Si las personas no lo ven útil no lo incorporan. Hay una anécdota que ilustra esta cuestión.
–Cuénteme…–Una vez brindaba un curso en un barrio para enseñar a los vecinos cómo utilizar los calefones solares. De modo que les comentaba que su eficiencia es incomparable con los ejemplares que vende el mercado pero que, sin embargo, se pueden construir en tan solo una mañana con herramientas muy corrientes. Les explicaba que nuestro equipo, en condiciones normales de invierno, es capaz de brindar 80 litros de agua caliente a 40° C. Y uno de los vecinos me interrumpe y señala: “Gustavo, nos estás diciendo que nosotros podemos contar con 160 litros a 20° C por día en pleno invierno, no hables más. Si nosotros jamás tuvimos agua caliente”.
–¿Cómo pueden ser construidos en tan solo una mañana?–El sistema de transferencia tecnológica que desarrollamos se basa en cursos de campo que realizamos en el barrio en que se van a colocar o bien en la universidad. Durante algunas horas, nosotros les explicamos a los vecinos todos los conceptos físicos involucrados a partir de la exhibición de experiencias. En una segunda etapa, les transmitimos un video que tiene unos 10 minutos de duración y, por último, les brindamos un manual de autoconstrucción, que elaboramos nosotros. Y luego nos vamos. Es sorprendente el modo en que la gente logra armarlo en tan solo unas horas.
–¿Y cómo funciona?–Es un sistema elemental que funciona con un puñadito de criterios. Uno es el efecto invernadero: nosotros producimos una caja (de metal, de madera, etc.) y una cubierta transparente (nylon, vidrio o policarbonato). Cuando el sol la atraviesa, se calienta el aire conservado al interior de la caja. Las radiaciones de onda corta aumentan la temperatura del recipiente y se generan radiaciones infrarrojas de onda larga que quedan atrapadas.
–Algo similar a lo que ocurre cuando, sobre todo en verano, las personas dejan el auto al sol.–Exacto. Por otro lado, se requiere de un elemento que comunique el agua para que llegue a destino. De modo que pensamos en la manguera que las personas utilizan para regar que, como es negra, también concentra las radiaciones solares. Como los materiales en la ferretería son muy caros, desde el laboratorio diseñamos las matrices para producir los insumos directamente. La idea es armar un sistema semiindustrializado. Seguimos la política del sistema científico y universitario que implica no quedarse con las regalías del producto. En efecto, todo lo que hacemos está en internet, en el repositorio institucional. Cualquier persona que lo desee puede acceder a la información y construirlo por su cuenta.
–¿Y cómo se colocan? Hay casas que no tienen la estructura suficiente para construir un colector en altura.–Sí, por ello muchas veces las personas los colocan en el piso y los conectan a una canilla. Es la condición más precaria pero al menos garantiza agua caliente.
–Si son solares, ¿qué ocurre cuando el sol no está?–Cualquier sistema solar del mundo funciona cuando hay sol. En efecto, se produce energía durante el día que es almacenada en recipientes con ciertas características térmicas que garantizan la conservación de la temperatura. Además, la pendiente del colector la graduamos de acuerdo a la estación en que nos encontramos, ya que en invierno como señalas las radiaciones llegan de modo distinto.
–Por último, ya que usted lleva muchos años en la producción de artefactos y diseña mecanismos cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas, ¿cómo definiría el concepto de “innovación”?–Innovar tiene que ver con cuestionar la realidad social. Existe innovación cuando utilizamos materiales que no son habituales en sistemas que uno diseña. A veces, se vincula más a una cuestión organizacional. Es decir, pensar en cómo las personas se organizan para adoptar tal o cual sistema. Otras veces se relaciona más a lo productivo, a la facilidad de armado. La accesibilidad respecto a un producto que se conforma a partir de un proceso muy simple de autoconstrucción. Innovar es utilizar algo que ya existía y encontrarle una utilidad original.
–¿Cómo se hace para ser innovador?–Bueno, es algo muy complejo. Desde muchos ámbitos científicos no se comprende la riqueza y la necesidad de trabajar en equipos interdisciplinarios. Es mucho más simple estar en el laboratorio, sentarse en la misma silla de siempre y generar papers. La comodidad perturba el ejercicio científico que verdaderamente modifica la realidad. Para ser innovador hay que desatender un poco los cánones, desapegarse de la tradición y de las formas habituales de investigar. En la vida hay que tomar ciertos riesgos. Ya es tiempo de quebrar el paradigma de científico como genio solitario.
poesteban@gmail.com
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martes, 23 de agosto de 2016

Paul Friedrich, Dennis Tedlock, and Generational Change in Anthropology

(update: I incorrectly spelled  ‘Tedlock’ in the title of this post when it first went lived. This has now been corrected. Apologies.) 
It seems like I’ve been writing a lot of obituaries lately. Between Elizabeth ColsonEdie Turner, and Anthony Wallace and Raymond Smith, I’ve spent a lot of my time thinking about the past. Now, in close succession, we have also lost Paul Friedrich and Dennis Tedlock. It’s sad to record these passings, but I take some consolation in the fact that the people we remember have been so productive and matter so much to the people who mourn them — the world is richer for them having been in it. But in remembering these two today, I also want to talk briefly about how our discipline is changing, and what these demographic shifts might signal for anthropology’s future.
Paul Friedrich was… a polymath. He was present at the origin of linguistic anthropology, but also an important historical anthropologist… but also central to ethnopoetics… but also in some way a postmodernist, if his eclectic approach preceded and, in some sense, surpassed postmodernism before it even got off the ground… and he was also a specialist in comparative literature, reading Walden against the Bhagavad Gita and through the Odyssey, and via his fieldwork in Mexico. And he also wrote poetry. A professor at Chicago in anthropology as well as UofC’s unique and high-flying Committee on Social Thought, Friedrich created a unique and idiosyncratic brand of anthropology that few others have followed up on — possibly because no one but him was well-read enough to do it. But in other ways, Friedrich quickly slipped the bonds of disciplinarily early in his career and never looked back. He should be better-remembered than he is probably going to be.
Dennis Tedlock also passed away  recently. As an intellectual and a writer, Tedlock contained multitudes. On the one hand, he served as the editor of American Anthropologist in the late 1990s, thus making him the very definition of ‘institutionally central’. And yet he was hardly that. Tedlock and his wife Barbara (with whom he co-‘d so much, including AA) introduced several changes in the journal that many found scandalous, including it’s size (as in the physical size of the paper journal — there was only a paper journal back then) and, iirc, adding photos on the cover, which a few more conservative critics thought signaled the end of anthropology as a legitimate scientific discipline. Tedlock was a Mayanist with a deep connection to Mayan people and culture, a translator and student of the people who he learned from. Coming of age academically in the late 1960s, his interest in poetry and humanistic anthropology perhaps had more in common with Edie Turner (and Carlos Casteñeda) than the trio of Clifford, Marcus, and Fischer. By the mid- to late-1980s he was part of the ‘dialogical moment’ that used anthropology, psychoanalysis, and poetics to understand the interpersonal relationships in the field out of which ethnography was made. By the late 1980s he had moved, institutionally at least, out of anthropology altogether, to English. I suspect he will be far more remembered for his translation of the Popol Vuh than he will be for his Spoken Word and the Work of Interpretation — a sign of his commitment to poetry and to the Mayan community, a commitment that was greater than any desire to produce theories about poetry and the Mayan community, as far as I can tell.
Both of these men deserve more space than I have given them here. But I wanted to end this already-depressing piece on an even more depressing note: I will doubtless be writing more of these memorial pieces in the future. We are, sadly, watching the passing of what some would call the ‘silent generation’ — scholars born between the two world wars. There were not many anthropologists who come from this generation because back in those days, there just weren’t very many anthropologists. Although it’s hard to generalize, many of these scholars received the bounty of Cold War funding as early-career professors, training up a baby-boom generation who was close to them in age.
It was really after the end of World War II that anthropology as a discipline exploded, the way many disciplines exploded: New departments, more money, more Ph.D.s, and so forth. These memorials on SM will probably also end up tracking the discipline’s growth: We will end up reading more and more memorials since more and more anthropologists were produced during this period.
I’ve often wondered what sort of respectful, positive meaning we can take when we consider the passing of these scholars. One of the reasons I write these pieces is because I think moments like these give us a sense how important these people really were, how much we care about the discipline, and what they contributed. They are a way of helping us understand where we came from, and how we have been shaped by history (for both good and ill, I’m sure). In doing so, we can begin to understand what we value about the past and what we don’t: What we want to persevere, and what we wish there had been more of.
In this way, these passings become not just endings, but way marks – chances for us to orient ourselves as we move into the future, and as our students, friends, and colleagues take the discipline forward (or backward) make progress (or unravel it), enrich (or trouble) our existing understandings, and continue the work of authors such as Paul Friedrich and Dennis Tedlock. Vale.

martes, 16 de agosto de 2016

Críticas a la cobertura machista de la participación de las atletas olímpicas

Las deportistas no quieren ser muñecas

Cuando refieren a las competidoras de elite en los Juegos Olímpicos, los discursos periodísticos se inclinan más a subrayar o evaluar su belleza, sexualizar la mirada sobre sus cuerpos y no valorar sus méritos. Críticas de expertas y deportistas.

Por Sonia Santoro
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“Cubrir lo que pasa en el deporte no es dar resultados de partidos”, dice Marta Antunez.
La cobertura de estos Juegos Olímpicos subraya que cuando hablan de deportistas mujeres y sus logros, los medios no hacen lo mismo que cuando hablan de deportistas varones. “La cobertura de los medios deportivos es mayoritariamente machista, homofóbica y esconde logros, resultados, marcas, abusos, violencias, destrato, falta de apoyo que las mujeres viven en el deporte. Gracias a estos Juegos eso se puso en la mira; sería bueno que dure y se siga con el mismo ojo sobre las coberturas”, señala la especialista en Deporte y Género Marta Antúnez. Titulares de medios de todo el país, y de la región, coincidieron en aplicar esos criterios. Desde Cuyo, uno adelantó pronto sus preferencias: “Las guerreras argentinas: más sexys que nunca”. Uno porteño se inclinó por las “Diez caras bonitas que se verán Río 2016”. “La sexy esgrimista mexicana que tiene una figura escultural”, apuntó otro del mismo grupo. Y mientras desde Centroamerica se expresaron a favor de “La guapa futbolista que se bajó de Río 2016”, otro retrucaba desde el Río de la Plata, por “Las muñecas suecas”. El diálogo es un poco monotemático: cuerpos bellos (de mujeres), dependencias femeninas, amores que logran medallas.
Antunez observa que esta vez hay “mucha más cobertura que otros Juegos y con la misma misoginia”. “Pasa que se ha logrado una mayor cobertura. Hace unas cuantas olimpíadas ni se sabía de los Juegos, la cobertura ocupaba un espacio reducido en los medios. Al crecer la cobertura, crece la visibilidad y se notan más los comentarios espantosos que cotidianamente los medios hacen de las mujeres deportistas”.
“Ahora parece que todos nos estamos enterando que la cobertura de los medios es machista. Sin embargo poco o nada se habla de la contratapa de algún suplemento deportivo ni de la cantidad de espacio que el deporte femenino ocupa normalmente en los medios, de los titulares de las notas y de los comentarios de los usuarios de internet bajo las mismas, sin hablar de las redes sociales. La cobertura de los medios deportivos es mayoritariamente machista, homofóbica y esconde logros, resultados, marcas, abusos, violencias, destrato, falta de apoyo que las mujeres viven en el deporte. Gracias a estos Juegos eso se puso en la mira; sería bueno que dure y se siga con el mismo ojo sobre las coberturas”, añade la especialista.
Barbara Duhau, de la organización unpastiche.org, dice que los Juegos Olímpicos funcionan a modo de lupa: “hay una cantidad suficiente o un foco puesto en las mujeres que en otros momentos no ocurre y que permite analizar este escrutinio constante que se hace de los cuerpos, la invisibilizacion de sus méritos deportivos. Es un tratamiento usual que se da a las mujeres pero en este tiempo específico hay una gran necesidad de hablar sobre esto. Entonces muchas veces al no haber tratado estos temas nunca, porque casi no se trata en los medios el deporte y las mujeres, creo que por un lado no saben cómo tratarlo y se termina cayendo en el ranking de las más sexies.”
Duhau sigue este discurso mediático machista en torno a las atletas desde que su socia, Taluana Wenceslau, que vive en Brasil, vio lo que se venía con semejante evento deportivo internacional. Por eso decidieron encarar un Observatorio de Género de los Juegos Olímpicos de Río 2016, junto a la organización Grow, para hacer foco en el “problema de representación, invisibilización y tratamiento sexista que reciben las mujeres en este caso específico en el deporte”.
Antes de los juegos, revisaron más de 300 noticias publicadas en los medios online. De las notas enfocadas en los atletas, encontraron que el 61 por ciento se refería solo a varones, el 22 exclusivamente a mujeres, y el 17 por ciento a ambos. Esto implica una diferencia importante, ya que hoy casi se equiparó la participación de mujeres a la de los varones. “Desde Sydney que se equipararon las pruebas con las de los varones y con la acción del Comité Olímpico Internacional para que los deportes que se agreguen al programa olímpico tengan obligatoriamente ambas categorías, la cantidad de mujeres ascendió hasta el 45 por ciento en estos juegos”, explica Antunez.
De las noticias que solo hablaron de mujeres, casi el 27 por ciento hizo hincapié en la belleza de las atletas. La estereotipación de las mujeres no solo se centra en resaltar su atractivo físico, sino también en conceder sus logros siempre a factores externos, en general masculinos: un entrenador, un amor. Ejemplo de esto es el monólogo de un diario porteño sobre la nadadora, que ganó una medalla de oro: “La historia de amor de la nadadora húngara Katinka Hosszu y su entrenador, que los llevó al oro en Río 2016” y “La extraña relación de Katinka Hosszu con su entrenador, que la llevó al oro y al récord mundial”. Pero no el único ni novedoso. Cuando en 2009 la primera mujer argentina llegaba a escalar el monte Everest, un diario tituló “La argentina que logró llegar a la cima del Everest lo hizo por amor”.
Es que la historia del sexismo y el deporte no comienza ni terminará con los Juegos de Río ni tampoco en los medios de habla española.Una investigación de Cambridge University Press, publicada el 6 de agosto, analizó más de 160 millones de palabras de diarios, blogs y posts en redes sociales –entre otras fuentes–, relativas a los deportes olímpicos y encontró que las palabras más usadas en diversas combinaciones en relación con las mujeres son “edad”, “embarazada”, “soltera”. En cambio, las palabras más utilizadas en relación a los hombres fueron: “rápido”, “fuerte”, “grande”, “real”, “fantástico”.
Cuando se habla de su rendimiento, parece que lo hombres tienen de antemano el triunfo de su lado: predominan palabras como “genio”, “ganar”, “dominar” y “batalla”, mientras cuando se habla de las mujeres aparecen “competir”, “luchar” o “participar”.
También hay una infantilización de la mujer. A muchas deportistas se las llama “chica”, se habla mucho de “las chicas”, frente a los poquísimos hombres que recibirán el apelativo de “chico”. También se usan términos más tradicionales. La investigación dice que hay dos veces más probabilidades que a una deportista se la llame “señora” que a un atleta “caballero”.¿Puede el lenguaje que usamos condicionar nuestras actitudes de género hacia el deporte? El estudio parecería indicar que sí.
“Entendiendo que el deporte es una cuestión cultural en la que los varones siguen mandando y las mujeres somos deportistas de segunda y por supuesto poniéndolo en la mira, sería estupendo que medios con sensibilidad de género pueda difundir que es lo que pasa en el deporte. Alucinarse con los Juegos Olímpicos cada 4 años y perder la mira después es avanzar como el cangrejo, para el costado”, dice Antunez.
Luego agrega: “Y cuando digo cubrir lo que pasa en el deporte no es cubrirlo como el periodismo machista con los resultados de los partidos y los logros de un campeonato, sino poner el ojo justo en lo que los medios no ven; en lo que nos pasa a las mujeres en el deporte, cómo llegan, cómo hacen las políticas las federaciones, asociaciones, estado, mostrar diferencias de apoyos económicos, mecanismos de discriminación. Es largo el tema porque el deporte es muy amplio”.
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Revista Etnográfica

Etnográfica es una revista cuatrimestral de antropología social y cultural publicada en Portugal. Edita artículos en portugués, inglés, español y francés que abordan contextos etnográficos diversos. La revista privilegia la investigacíon empirica de calidad, la diversidad de puntos de vista analíticos y la innovación teórica. Los artículos seleccionados por la comisión editorial se someten anónimamente a la evaluación de dos revisores.Etnográfica esta indexada en importantes bases de dados y colecciones como Anthropological Index Online, EBSCO, Revues.org, SciELO, Scopus, Web of Science – SciELO Citation Index.

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vol. 18 (2) | 2014

Hemeroteca Digital Brasileña

Hemeroteca Digital Brasileña

Río de Janeiro. La Fundação Biblioteca Nacional pone a disposición de sus usuarios la Hemeroteca Digital Brasileña, un portal de periódicos nacionales (diarios, revistas y publicaciones seriadas) para ser consultado por internet. En ella, investigadores de cualquier parte del mundo pueden tener acceso libre y gratuito a títulos que incluyen desde los primeros diarios creados en el país –como el Correio Braziliense y la Gazeta do Rio de Janeiro, ambos fundados en 1808- a diarios desaparecidos en el siglo XX, como el Diário Carioca y el Correio da Manhã, o que ya no circulan en forma impresa, como el Jornal do Brasil.

Entre las publicaciones más antiguas y raras del siglo XIX se encuentran, por ejemplo, O Espelho, Reverbero Constitucional Fluminense, O Jornal das Senhoras, O Homem de Cor, Semana Illustrada, A Vida Fluminense, O Mosquito, A República, Gazeta de Notícias, Revista Illustrada, O Besouro, O Abolicionista, Correio de S. Paulo,Correio do Povo, O Paiz, Diário de Notícias así como también los primeros diarios de las provincias del Imperio.

En cuanto al siglo XX, se pueden consultar revistas tan importantes como Careta, O Malho, O Gato, así como diarios que marcaron la historia de la imprenta en Brasil, tales como A Noite, Correio Paulistano, A Manha, A Manhã y Última Hora.

Las revistas de instituciones científicas componen un segmento especial del acervo disponible. Algunas de ellas son: Annaes da Escola de Minas de Ouro Preto, O Progresso Médico, la Revista Médica Brasileira, los Annaes de Medicina Brasiliense, el Boletim da Sociedade de Geografia do Rio de Janeiro, la Revista do Instituto Polytechnico Brasileiro, la Rodriguesia: revista do Jardim Botânico do Rio de Janeiro, el Jornal do Agricultor, entre tantos otros.

La consulta, posible a partir de cualquier dispositivo conectado a internet, puede realizarse por título, período, edición, lugar de publicación y hasta por palabra/s. También se pueden imprimir las páginas deseadas.

Además del apoyo del Ministerio de Cultura, la Hemeroteca Digital Brasilera es reconocida por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y cuenta con el apoyo financiero de la Financiadora de Estudos e Projetos (FINEP), que hizo posible la compra de los equipos necesarios y la contratación del personal para su creación y mantenimiento. Hasta el momento ya son más de 5.000.000 de páginas digitalizadas de periódicos raros o extinguidos a disposición de los investigadores, número que se irá acrecentando con la continuidad de la reproducción digital.
[Fuente: FBN]

Biblioteca Digital Trapalanda


TRAPALANDA

Trapalanda era el nombre de una tierra mítica y ensoñada. La buscaron para conquistarla y les fue esquiva. Se convirtió en imagen en el ensayo y nombre de alguna revista.
Para la Biblioteca Nacional es el nombre de una utopía: la puesta en acceso digital de todos sus fondos. Aquí se encontrará el lector con distintas colecciones, en las cuales los libros y documentos que la institución atesora se encuentran en forma digital.

  • Archivo audiovisual
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COLECCIÓN SUGERIDA

Manuscritos de Leopoldo Lugones

Poeta, cuentista y ensayista, figura fundamental de la cultura argentina. La colección de manuscritos adquirida por la Biblioteca constituye el archivo público más importante dedicado a su obra. Posee correspondencia, capítulos manuscritos de El payador y de El dogma de obediencia, entre otros.

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BIBLIOTECAS DIGITALES ESPECIALES

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  • Martin Fierro Interactivo
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  • Biblioteca Digital del Patrimonio Iberoamericano

La Biblioteca Nacional tiene acuerdos de integración de bibliotecas digitales con la Iberoamericana –que incluye varias bibliotecas nacionales de América Latina y España–, y constituye, junto con la Biblioteca Nacional de Brasil, la Biblioteca Virtual Pedro de Ángelis. Al mimo tiempo desarrolla colecciones y acervos de información específicos como el Martín Fierro interactivo y el Acervo digital anotado.

Bibliotecas de Montevideo en línea

La Intendencia de Montevideo lanzó el catálogo en línea de sus bibliotecas

Montevideo. La Intendencia de esta ciudad tiene una red de 19 bibliotecas públicas, quince de ellas en funcionamiento y las otras cuatro en procesos de reapertura y reacondicionamiento. Los servicios que ofrecen son gratuitos y la colección total comprende alrededor de 65.000 ejemplares de 8.000 títulos.

Por esto, la Intendencia creó este catálogo en línea que habilita búsquedas personalizadas por tema, título de publicación, autor o biblioteca. Según dijo un vocero: “El sistema detalla la información del material bibliográfico, la cantidad de copias existentes y la disponibilidad según cada biblioteca”.

El material disponible en las bibliotecas puede leerse en las salas o llevarse al hogar en préstamo. Además de libros, las bibliotecas cuentan con un importante acervo de “revistas, juegos y soportes audiovisuales, como vídeos, DVD y CD-ROM”, señalan desde la Intendencia.

Las bibliotecas, a su vez, ofrecen un espacio particularmente pensado para los niños, con sitios específicos dedicados a promover la lectura entre los más pequeños, además de actividades recreativas y lúdicas. Funcionan asimismo como centro de actividades educativas y de formación, recreativas y sociales de la comunidad donde se encuentran.
[Fuente: La red 21]

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