viernes, 30 de octubre de 2015

DESPUES DE 35 AÑOS, CHINA PERMITIRA A LAS PAREJAS TENER HASTA DOS HIJOS


Final para la política del hijo único

El plenario anual del Partido Comunista Chino decidió flexibilizar la controvertida norma implementada en 1979 para evitar el descomunal crecimiento poblacional del país. La norma produjo, como efecto secundario, un creciente envejecimiento demográfico.

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El control de natalidad cuenta con el 76 por ciento de aprobación de la población del país.
Luego de 35 años de vigencia, China anunció que pondrá fin a la política del hijo único. La decisión se dio a conocer ayer, en el 18º plenario anual del Partido Comunista Chino al anunciarse que todas las parejas del país podrán tener hasta dos hijos. El cambio fue decidido tras el alerta oficial por la tendencia creciente al envejecimiento demográfico y el descenso de la población apta para trabajar. Además de darse a conocer esta modificación en el control de la natalidad, se presentó el XIII Plan Quinquenal que proyecta el modelo económico del país para los próximos años.
La política del hijo único se puso en marcha en 1979 como medida para frenar los problemas demográficos, ya que la quinta parte de la población mundial se concentra en China. Para los demógrafos, la restricción sirvió para evitar que su población actual (de 1300 millones de habitantes) superara los 1700 millones. Según lo anunciado ayer por la agencia de noticias oficial china Xinhua, durante el 18º Plenario del Partido Comunista de China (PCCh) se decidió que el límite de cantidad de hijos en ese país se extenderá a dos por pareja para evitar complicaciones económicas y de salud en la población.
De acuerdo con una encuesta realizada en 2008 por el centro de investigación Pew Research Center, la medida de control de natalidad cuenta con el 76 por ciento de aprobación de la población del país. A 35 años de su implementación, el gobierno chino entendió que tuvo el efecto deseado de frenar el crecimiento demográfico, aunque la restricción trajo aparejados efectos secundarios que a largo plazo podrían resultar problemáticos para el país de no producirse cambios. Es por eso que resultaba esperable que en el plenario del PCCh de esta semana, celebrado a puerta cerrada con los máximos líderes del gobierno comunista, se adoptara algún cambio en esta política, aunque se ignoraba hasta qué punto iba a llegar esa modificación y deberá evaluarse cómo repercute en las familias chinas.
Entre las consecuencias más complejas de esa política se encuentran los numerosos abortos forzados que deben enfrentar las mujeres, así como un desequilibrio de sexos por la preferencia histórica por los varones y el rápido envejecimiento de la población del país. Este último factor provocó que la pirámide demográfica sea similar a la de los países más desarrollados, aunque con una estructura económica que todavía no se les puede comparar. Según los datos que maneja la Academia de Ciencias Sociales de China, cada mujer tiene en el país menos de 1,6 hijos, cuando hace falta una cuota de 2,1 para una estabilidad de la población.
La reforma supone un paso más en la flexibilización en los controles de natalidad, ya que a fines de 2013 Beijing permitió excepciones en la política del hijo único. Esa medida establecía que las parejas en las que uno de los padres era hijo único podían tener dos descendientes, aunque su implementación tuvo un impacto menor en los nacimientos. Según datos de mediados de este año, tan sólo 1,5 millones de los 11 millones de parejas que cumplían los requisitos habían solicitado el permiso para tener un segundo hijo.
El comunicado que dio a conocer este cambio en el control demográfico no ofreció un calendario para la retirada de la política de hijo único ni más detalles sobre el proceso. Los expertos en esa área advierten que de no revertir esta tendencia, China podría sufrir una reducción de la población activa y un envejecimiento de la población que, unidos, supondrán un impedimento para el crecimiento en las próximas décadas.
En el mismo plenario donde se decidió poner fin a la política del hijo único, también se presentó el XIII Plan Quinquenal (2016-2020), en el que el PCCh indicó que aspira a que antes de 2020 el país duplique el Producto Bruto Interno (PBI) y la renta per cápita que tenía en 2010, aunque no reveló, por ahora, un objetivo de crecimiento concreto para los próximos años. Al mismo tiempo, el plan busca equilibrar el desarrollo urbano con el rural, para que el crecimiento sea más inclusivo y sostenible desde lo ambiental que hasta ahora.
Se trata del primer Plan Quinquenal presentado durante el mandato del presidente Xi Jinping y fue promocionado con explicaciones, incluyendo videos en inglés con fondo de música country estadounidense y estética de arte pop. Tanto el modelo de proyección económica como la nueva política demográfica quedaron listos para ser ratificados, como se descarta, en la reunión plenaria de la Asamblea Nacional Popular (Legislativo) de marzo de 2016.
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lunes, 26 de octubre de 2015

El espíritu post y la cultura comerciable


Samuel Pinazo
samuelpinazo@gmail.com Publicado el: 03/10/2015

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Hoy nos hemos puesto de acuerdo en que los franceses ilustrados no se tomaron la tarea del desmantelamiento previo a la nueva construcción. Que decapitaron a los reyes y se esforzaron por crear la enciclopedia con la ilusión (ingenuidad, mirada desde nuestra época) de que todo el mundo pudiera acceder cuanto antes al Conocimiento, porque -pensaron, y muy razonablemente- que ese mundo de hombres nuevos y educados sería beneficioso para el bien común en el momento de la auto organización y la auto gobernación (es decir, para el bien del sistema democrático); esto implicó desplazar a la iglesia y lanzarse alegremente de cabeza al mundo de la ciencia y el razonamiento; una realidad nueva y llena de esperanzas, pero creada en el fondo con los mismos conceptos y materiales de construcción tóxicos del viejo mundo cristiano (culpa-deuda, W. Benjamin).
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Hoy nos hemos puesto de acuerdo en que los franceses ilustrados no se tomaron la tarea del desmantelamiento previo a la nueva construcción. Que decapitaron a los reyes y se esforzaron por crear la enciclopedia con la ilusión (ingenuidad, mirada desde nuestra época) de que todo el mundo pudiera acceder cuanto antes al Conocimiento, porque -pensaron, y muy razonablemente- que ese mundo de hombres nuevos y educados sería beneficioso para el bien común en el momento de la auto organización y la auto gobernación (es decir, para el bien del sistema democrático); esto implicó desplazar a la iglesia y lanzarse alegremente de cabeza al mundo de la ciencia y el razonamiento; una realidad nueva y llena de esperanzas, pero creada en el fondo con los mismos conceptos y materiales de construcción tóxicos del viejo mundo cristiano (culpa-deuda, W. Benjamin). Cuando desde nuestra época, y estando entre colegas, hay que ponerse a juzgar a aquellos hombres, nos parece cada vez más justificable admitir que no sólo no se dieron cuenta, sino que estaban de verdad incapacitados para ser conscientes de esta dimensión de los acontecimientos que a nosotros nos ofrece el retrovisor con el que miramos la Historia.

¿Involución o progreso? El caso es que desde aquí estamos sujetos a pensar que se trata -como todo- de una cuestión de perspectiva, y que la pregunta contiene la trampa o el elemento tóxico heredado del pasado en forma de pulsión ancestral obsesionada con la idea de hallar una fórmula universal, una gran respuesta -y sola una- para cada una de las grandes preguntas del ser humano. Porque nosotros (que nos hemos auto definido “post” manifestando así nuestro deseo de diferenciarnos de los antiguos modernos), ya hemos aprendido -precisamente a costa de ellos- que las preguntas tóxicas se contestan de manera tangencial: que lo que no podemos eludir es que el mundo moderno basado en el conocimiento científico ha provocado -y en un período de tiempo realmente corto- al menos las tres últimas grandes revoluciones del planeta: en el XVIII con la máquina de vapor, a finales del XIX y comienzos del XX con la electricidad y la química, y a finales del XX y comienzos de 21 con la informática y el ciber-espacio, que una revolución tecnológica es un acontecimiento que condiciona siempre los comportamientos y modelos de conducta de la sociedad, y que deseamos creer que en líneas generales hoy somos más seres humanos los que vivimos más tiempo y en mejores condiciones que en todas las épocas anteriores de la historia de la hombre.

Pero si hay algún romántico en el grupo, porque siempre lo hay, arriesgará a añadir que el año 1914 supuso una interrupción en el largo período de evolución jurídica desde la primera abolición de la tortura al menos en un país occidental en la década de 1780. De hecho, al romántico posmoderno se le presenta el siglo XIX como un período de progreso material, intelectual y moral sin parangón en la historia de la hombre; que se va ir al garete precisamente con el estallido de la primera guerra mundial y las posteriores catástrofes acontecidas a lo largo del siglo XX como consecuencias del comportamiento humano.

Su colega, porque el romántico siempre va a todas partes con su colega, asiente y aporta lo suyo: que un momento crucial que va a servir para reflejar el carácter y la personalidad con la que se va a vestir el hombre del siglo XX, es la particular alianza que se produjo entre el capitalismo liberal y el comunismo, es decir, entre EEUU y la URSS, durante la década de los años 30, para acabar con el régimen fascista y la amenaza que suponía para el sistema democrático en el mundo occidental. Y una vez se terminó con el enemigo, los dos primeros mundos (EEUU y la URSS) se enfrascaron en una serie de guerras consecutivas practicadas en escenarios tercermundistas con vietnam encabezando la lista y con el resto del planeta acojonado durante varias décadas ante la posibilidad de una tercera guerra mundial con bombas atómicas.

Científicos no hay en el grupo, porque hace ya medio siglo que los científicos y los artistas no se hablan porque no se entienden. De manera que introducir a un científico en la reunión cervecera de románticos literatos y otros tipos de letras sería ya mucho imaginar. Pero, si lo hubiera, y además fuera un buen estudiante, nos ilustraría recordándonos que en cuanto a la ciencia el momento crucial del siglo XX está en la revolución de la física durante los años 1924 y 1928, con la Teoría de la Relatividad, que al defender que la luz es a la vez onda y partícula provoca ni más ni menos lo que va a ser la gran ruptura del camino que se venía construyendo mediante la ciencia mecanicista de Newton. Se crea entonces la nueva herramienta para el estudio de lo subatómico: la física cuántica, que va a tropezar demasiado pronto con el principio de indeterminación o de incertidumbre, y que, seguidamente, y como para buscar aliento, se va a fugar hacia el desesperado principio de complementariedad, mediante el cual la física y la matemática se planteaba seriamente y por primera vez abrirse ante la posibilidad de coexistencia de procesos contradictorios que expliquen la realidad; y esto es lo realmente revolucionario, ya que esta postura implicaba alejarse del sentido común y de los procesos de causa y efecto sobre los que se sostenía el método científico desde Descartes cuatrocientos años atrás. El caso es que durante las décadas siguientes el físico y el matemático van a empezar a imaginar, a inventar, a crear sistemas teóricos coherentes que sirvan para explicar el funcionamiento de la realidad que nos rodea, independientemente de que estos sistemas creados puedan ser contradictorios.
Pero, ¿no es esto precisamente lo que hace el artista? ¿Qué es un conflicto dramático, con el que se pretende imitar en la ficción los misterios de la realidad, sino una convivencia de sistemas coherentes contrarios en el interior de una comunidad o de un mismo ser humano?

El arquitecto (porque sí puede haber un arquitecto entre nosotros, tal vez un arquitecto con cierta curiosidad por el mundo de las finanzas) aprovecharía el momento para informarnos de que es en ese justo momento cuando la economía asume la posición teológica, justamente porque ella sí puede eludir los mecanismos de verificación. Efectivamente, retoma el otro; sin embargo, la ciencia no va a poder permitirse esto, porque, aunque a los físicos nos resulte muy estimulante (de modo que el estudiante es físico) ponernos a imaginar bellísimas ficciones matemáticas sobre el papel, los gobernantes que financian nuestras investigaciones van a necesitar que esas teorías sean útiles para la sociedad, es decir, que contengan un valor comercial, es decir, que se presten a pasar de la fórmula al objeto material, es decir, que posibilite la fabricación de un artefacto tecnológico vendible. Evidentemente, esto es así hoy y en aquellos años 50, pero en aquella época además la cosa parecía más urgente, ya que ambas súper potencias se encontraban enfrentadas también en la carrera espacial. Y el hecho de que los primeros cohetes tripulados enviados al espacio fueran soviéticos pone en evidencia la falta de contacto absoluto con respecto a la realidad que trataban de explicar las construcciones teóricas de los físicos occidentales durante aquellos años. (¿No es suficientemente ilustrativo que la palabra quark, escogida por los físicos estadounidenses para bautizar a una nueva partícula subatómica, fuera sacada del Ulises de Joyce?). Y es en este momento cuando aquellos hombres, que ya sólo se entendían entre ellos, se detienen un instante, se miran, y se preguntan: ¿Qué estamos haciendo? ¿Realmente estamos avanzando o nos estamos perdiendo? Porque aquí es donde surge de verdad la gran pregunta. Y posiblemente en un bar. O por lo menos a nosotros nos gusta imaginarlo así, en la misma mesa a la que se volvió el físico romántico Maddox con otra ronda de cervezas y, al ver la angustia en el rostro de sus compañeros, soltó aquello de: “todo depende de lo que uno quiera entender por encontrar”. Como para terminar de arreglar las cosas.
Alan Turing, el homosexual, no iba al bar. Todavía no se había suicidado, y se pasaba las horas en su habitación desgranando una teoría matemática que de verdad se pudiera aplicar para lograr algo útil en el mundo real; y lo consiguió: su herramienta teórica fue usada para descifrar códigos durante la época de espionaje de la guerra fría. Sin embargo, no llegó a ver cómo ese mismo código binario se convertiría en el ADN de la informática moderna que iba a provocar la última gran transformación del planeta. Se suicidó en 1954 tras haber sido procesado y condenado por gay. En la Nochebuena de 2013 la Reina Isabel II promulgó un edicto que anulaba todos los cargos en su contra.

Pero un poco más despacio, y ampliando la visión, con respecto al ámbito cultural:
Desde la primera guerra mundial y a través de la gran depresión se producen las vanguardias literarias del futurismo, el dadá -en la Suiza neutral de 1916- y el surrealismo en 1924. En España, la Generación del 27 surge influida por la vanguardia francesa como contrafigura de la angustia identitaria que caracterizó a aquella otra generación del 98 tras la pérdida de las colonias.
En 1945, al fin de la Segunda Guerra Mundial, Satre y Brecht tienen que salir a llamar un poco el orden a tanta vanguardia, recordando el compromiso político y la utilidad social que debe contener la literatura. Pero, ¿quién escucha a Sartre y a Brecht? Se les escucha. La pantalla aún no ha irrumpido en el mundo; aún no se ha retransmitido por televisión el primer mundial de fútbol, y los hombres todavía sacian la necesidad natural de colectividad o de pertenencia a un grupo en las tertulias políticas o en los sindicatos laborales, y no en los estadios deportivos, de modo que el intelectual aún ocupa un lugar privilegiado en la sociedad desde donde es capaz de hacerse escuchar a través de sus artículos y sus libros.

Sin embargo, la humanidad está a punto de entrar en otra fase: la fase más acelerada de la historia en cuanto a progreso que desde aquí se va a conocer como edad dorada, y que es la consecuencia directa de la carrera cientifico-tecnológica que -ya fuera con fines bélicos o por prestigio nacional- las dos súper potencias van a financiar durante décadas sin pararse a escatimar jamás en costes y que acabará provocando la última gran transformación de la realidad cotidiana del mundo a finales del siglo XX.

En el ámbito social, lo que va a provocar este período de treinta años de investigación científica y producción tecnológica a toda mecha, es el quiebre absoluto de la historia del hombre con respecto a su manera de estar y de comportarse en el mundo. Porque, tras la Segunda Guerra Mundial y con la introducción de las máquinas en el trabajo, se tecnifican los oficios: para manejar las máquinas hay que ser técnico, y para ser técnico hay que estudiar, de manera que se masifican las universidades. La necesidad de estudios secundarios de los hijos va a provocar la incursión de la mujer al mundo laboral para alcanzar a pagar la universidad con la suma de salarios conyugales: pistoletazo de salida a la lucha de la mujer por la igualdad con respecto al hombre de sus derechos laborales. El drástico cambio que se va a producir en la forma de comprender las relaciones conyugales se puede ver reflejado en la legislación de los divorcios de la época, que ascienden de una manera espectacular, pero al mismo tiempo se va a transformar también la relación generacional dentro del ámbito familiar, porque, por primera vez en la historia del hombre, el padre se va a encontrar aprendiendo del hijo.
Sin embargo, la consecuencia más importante de la prolongación de los estudios de los hijos será el nacimiento de un nuevo e importantísimo sector social: los jóvenes: un sector potencial de consumo que reclama un universo de productos diferentes mediante el cual definirse o diferenciarse del resto de la sociedad. Este es el origen de la espectacular industria del rock y del sinfín de productos personales (no ya familiares) que la ciencia publicitaria va a lograr asociar con la irreverencia de este nuevo carácter juvenil, generando un nuevo mundo “contra-cultural” de consumo mediante la elaboración de una serie de eslóganes progenitores de lo que será el género publicitario por excelencia vigente hasta nuestros días, a través de la promoción del individualismo implícito en el “sé tú mismo” y el “rompe las reglas” que los primeros jóvenes de aquellos años necesitaron para encontrar su lugar y reconocerse como sector distinto a los niños y los adultos.

Pero, a pesar de lo uno podría esperar, en este escenario de demanda insaciable con la mujer liberada y trabajadora y los jóvenes reclamando desesperadamente cualquier cosa que les sirva para diferenciarse de los que no son como ellos, el acelerador a fondo de la producción va a lograr abastecer a todos de coches, lavadoras y walkmans y no parece que el combustible económico se vaya a agotar jamás, debido a la permanente inyección de capital sin miramientos por parte los gobiernos de las dos súper potencias enfrascadas en su batalla por implantar su sistema a escala global.

Este es el momento de la historia en el que, si nos elevamos hasta el cielo para ampliar el campo de visión, ya podemos contemplar los primeros desplazamientos cruzados de masas humanas: del campo a las ciudades en busca de avance y progreso (los más nefastos por cierto de la historia de la arquitectura urbana, según el arquitecto sensible con su cerveza en la mano, con el levantamiento de portentosos bloques de edificios como consecuencia de la imparable subida del precio de los solares en los nuevos núcleos urbanos), y desde las ciudades al campo y a la playa para desconectar en vacaciones o durante los fines de semana.

En lo político, cuando estos jóvenes técnicos licenciados se incorporen al mundo laboral en su posición de técnicos superiores, sus intereses personales como trabajadores ya no serán los mismos que los del escalón inferior, los trabajadores manuales que no fueron a la universidad. Esta escisión del proletariado va a suponer el fin del socialismo real en el mundo occidental, o al menos el fin en cuanto al modo en que fue concebido. Cuando en los años 70 en España se restaure la democracia y se formen los tres principales partidos, es más que evidente que el mundo se encuentra en unas circunstancias en las que izquierda unida ya no va a tener jamás opción real de gobernar.

El colega físico, que siempre que regresa del baño trae algo que no le deja tranquilo, quiere decirnos que, aunque en aquellos años muchos físicos y matemáticos empezaran a inspirar en quienes los mantenían la misma desconfianza que lo artistas no útiles por andar envueltos en la creación de ficciones no comerciables, también hubo casos en los que terminó sonando la flauta y lo que en su origen pareció inservible para el mercado acabó transformándose en producto de masas y ocupando su lugar en la era del progreso espectacular: del láser en un laboratorio en 1960 al CD en los 80, de las técnicas para combinar ADN de distintas especies en 1973, a lo que se convertiría en la primera fuente de inversión en medicina y agricultura: la Biotecnología (ver Monsanto). Y a mediados de los 90 el código de barras, que se presentó como el primer sistema altamente sofisticado que combinaba un software y un hardware para la universalización de la forma de pago y que además cualquier trabajador podía manejar sin comprender absolutamente nada sobre el funcionamiento de la máquina que estaba manejando: nace el cajero de supermercado como primer analfabeto funcional.


En el ámbito cultural, el boom académico en el primer mundo a finales de los 60 va a permitir que los productos culturales no comerciables (productos que la mayoría de la población no está dispuesta a consumir por el motivo que sea) se sostengan al amparo de los salarios de los profesores literatos, que con sus talleres de escritura creativa promoverán la producción de una escritura académica para ser diseccionada en sus propios seminarios. Y el resultado será una buena cantidad de material de confusión para los colegas literatos reunidos en un bar nacidos varias décadas más tarde. El romántico del siglo 21, ya borracho, acusará a las artes creativas no comerciables de la segunda mitad del siglo XX de haber olvidado el impulso inicial que movió a los novelistas del siglo XIX a escribir -o a leer- una historia: “hoy el poeta ya sólo escribe para otros poetas o para que su obra sea discutida por otros especialistas”.

En realidad, es a partir de la irrupción de la televisión en el mundo cuando los productos culturales comerciables van a pasar a ser consumidos exclusivamente a través de las pantallas, mientras que los productos culturales menos comerciables se mantendrán en sus soportes clásicos: libros, salas de teatro, discos... etc. Y, de hecho, será esta distinción grupal la que marque la única diferencia importante en términos prácticos, volviendo obsoletas las antiguas distinciones entre productos culturales literarios y productos culturales científicos; y sólo en algunos círculos artísticos reducidos se empezará a hablar en términos de alta y baja cultura; un intento de distinción entre lo que que en realidad desde el mundo práctico ya tampoco se alcanzará a distinguir. Porque en este nuevo mundo práctico de la cultura, son los productos culturales científicos comerciables (ejercicios imaginativos que logran sistemas teóricos coherentes y además aportan una utilidad social en cuanto que son aplicables mediante su materialización en forma de productos comerciables) los que van a ocupar el nuevo espacio de divulgación cultural al adaptarse a todos los estratos que proporciona la pantalla como soporte de creatividad cultural, ya sea a través de la ciencia publicitaria (bífidus activos y omega3), de las ciencias de la información (satélites en Marte y conexiones neuronales) o de otras ficciones literarias (Odisea en el Espacio, Inteligencia Artificial).

Es significativo que la novela policíaca tenga su origen en un relato creado para las revistas por un poeta desesperado que necesitaba producir algo comerciable para su sustento en la Filadelfia de 1841, y que lo logró con la creación de un personaje que era una máquina humana de raciocinio y deducción. No debemos olvidar que nos encontramos en los EEUU de la revolución industrial, y que el escenario para el ejercicio deductivo de las novelas policíacas partirá ya para siempre de un orden absoluto establecido cuyo equilibrio ha sido roto. El caso es que ocho años antes de aparecer muerto en un callejón con aspecto de mendigo (tenía 40 años en ese momento), Edgar Alan Poe creó con Dupois el prototipo que más rendimiento va a producir mediante su explotación continua a través de los siglos, hasta el punto de acabar apropiándose de la totalidad de las ficciones comerciables de nuestros días, desde que Sherlok Holmes le tomara el testigo en 1887 (creado por un médico oculista que a pesar de todos sus intentos ya nunca iba a poder deshacerse de él a causa de la arrolladora demanda provocada con su éxito), el espíritu de Dupois iba a verse metamorfoseado en infinitas posibilidades sobretodo a partir del boom del libro de bolsillo que provocó el invento del paperback en 1946 y que posibilitó la venta de novelas en los kioscos a precio de una hora de salario. Novelas policiales en su inmensa mayoría. Con la llegada de la pantalla, al espíritu de Dupois tampoco le iba a costar adaptarse, primero a través del cine con el género negro y más tarde apropiándose también del formato de la teleserie, al recorrer todas variantes detestivescas y policiales para llegar, irónicamente, a la clínica del doctor House. Irónicamente, porque fue precisamente la interpretación de los signos con el objetivo de llegar a un diagnóstico (la semiótica) la herramienta que Poe recogió de la medicina clínica para trasladarla a la vida social y más concretamente a la escena del crimen (antes, por cierto, de que existiese en el mundo real la profesión del detective). Y, cuando ciento cincuenta años más tarde, en el mundo real ya dominado por la ciencia comerciable, la semiótica estuvo inevitablemente presente en todos los aspectos de la vida social, el espíritu ficcionado de Dupois regresó al cuerpo del doctor y al escenario de la clínica, que es efectivamente su entorno originario natural.

Así que el prototipo científico de Poe recorrió como paradigma de producto cultural comerciable primero un siglo cuya cultura estuvo sometida al libro, y después el siguiente cuya cultura pasará a estar sometida a las pantallas, primero a través del cine, que fue una pantalla para cada barrio, y luego con la televisión, que fue una pantalla para cada hogar.
Pero, inesperadamente, en 1990 se produce el fin de la guerra fría. Y con el fin del mundo gobernado por las dos potencias va a irrumpir en occidente un producto tecnológico de repercusiones aún más revolucionarias que todo lo acontecido con anterioridad: En el mismo 1991, con el desplome de la unión soviética y del régimen comunista, se produce la liberación de Internet desde los laboratorios de la CIA, poniendo al servicio del mercado una red de comunicación entre pantallas de consecuencias absolutamente impredecibles aún en nuestros días que va a provocar además la producción en cadena de un sinfín de artefactos (hardware), pero sobre todo de herramientas incorpóreas (software), mediante las cuales la sociedad va a volver transformar su manera de comprender y de comportarse en el mundo: windows y apple en 1992, yahoo en 1994 y google en 1998, wikipedia en 2001 y facebook en 2004.
Y este es el momento en el que la pantalla llega a su tercer estadio en calidad de soporte cultural: deja de ser familiar para convertirse en personal y de bolsillo. Pero, sobre todo, deja de ser interfaz unidireccional para pasar a ser interactiva.

Sin embargo, tampoco esta revolución iba a implicar que el lado más oscuro de las leyes de la economía global (amparadas en su sistema no científico) volviera a manifestarse de la noche a la mañana en forma de cataclismo inesperado, y en 2008 se produjo una crisis económica global de repercusiones sólo comparables a las del crack del 29.

Pero la diferencia fundamental que cualquiera puede encontrar entre aquella sociedad del mundo de los años 30 y ésta de la segunda década del siglo 21, es que, en el mundo actual, y sobre todo como consecuencia del período dorado de progreso del siglo XX, la población humana del planeta triplica la de aquellos días, a pesar de que en este mismo período de tiempo se ha matado o se ha dejado morir a un número de personas más elevado que en cualquier otra época de la historia.

¿Progreso o involución? La respuesta tangencial de moda en nuestra época post, no podrá evitar la expresión desarrollo sostenible. Lo malo es que esta respuesta se presta a ser apedreada desde el mundo práctico por su idealismo implícito. Porque parece ser que el desarrollo sostenible se basa en la idea de hallar un equilibrio entre la humanidad -los recursos que consume- y las consecuencias ambientales y sociales que conlleva dicho desarrollo humano en cuanto a la producción y consumo de esos recursos, y lo que parece ya indudable para todos es que el equilibrio no se logra en un escenario económico mundial basado en el crecimiento y enriquecimiento ilimitado. Pero es el mundo que tenemos. El mundo que hemos creado. De modo que en la respuesta dada estaría el mensaje de que habría que cambiar el mundo, refiriéndonos al ámbito de lo político y social. Puede que la respuesta sea efectivamente idealista. Como también lo es, y lo ha sido siempre, la pregunta.
Sin embargo, resulta que hoy el problema que contiene la cuestión del progreso o la involución está empezando a afectar de verdad al escenario real de lo político y lo social en occidente: un primer mundo envejecido y desconcertado ante su propia insatisfacción recibiendo hordas de jóvenes tercermundistas en busca de trabajo y desarrollo. Porque, a juzgar por las pantallas, este parece ser el escenario social del siglo 21.

Tal vez, en términos más realistas, entre un grupo de jóvenes post tomando cervezas en cualquier ciudad privilegiada del primer mundo, la cuestión que se proponga evitar una respuesta indirecta, tangencial o idealista, podría plantearse más bien así:
¿Entidad corporativa de filosofía empresarial (maximizar beneficios mediante la minimización de costes), o nos estamos imaginando como una organización cívica basada en realizar un bien moral (justificando los costes con capital público)?
A lo mejor sea esta la manera más realista de expresar la inquietud del espíritu del siglo 21.

La violencia nuestra de cada día


Irene Meler (*)
Publicado el: 23/10/2015

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La incesante proliferación de violencias públicas y privadas, obliga a interrogarnos de modo reiterado acerca de los orígenes de los actos violentos y de las posibles estrategias para su moderación. Es sabido que se trata de una cuestión que conviene estudiar contemplando sus múltiples determinaciones y sus diversos niveles de análisis.
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(*)Doctora en Psicología.
Coordinadora del Foro de Psicoanálisis y Género (APBA) Directora del Curso de Actualización en Psicoanálisis y Género (APBA y Univ. Kennedy).
Co Directora de la Maestría en Estudios de Género (UCES)

La incesante proliferación de violencias públicas y privadas, obliga a interrogarnos de modo reiterado acerca de los orígenes de los actos violentos y de las posibles estrategias para su moderación. Es sabido que se trata de una cuestión que conviene estudiar contemplando sus múltiples determinaciones y sus diversos niveles de análisis. Quienes trabajamos en la esfera de la subjetividad y de los vínculos de intimidad, enfrentamos el desafío de no reducir nuestro abordaje a un subjetivismo descontextualizado, y a la vez, de no aplanar el pensamiento sobre los procesos psíquicos involucrados, mediante un recurso unilateral a hipótesis sociologistas o culturalistas. Las tensiones entre la consideración del orden simbólico y del imaginario social por un lado, y la singularidad del psiquismo fraguado en los avatares biográficos por el otro, son productivas y no deben ser resueltas. Las representaciones, valores y prácticas de nuestros ancestros se hacen carne y psiquismo en nosotros, que a la vez, disponemos de la facultad de realizar una revisión crítica que busque la innovación, pese a la siniestra tendencia a reiterar los traumas de un pasado que a veces, ni conocemos.

En esta búsqueda, la perspectiva de los estudios de género es una voz que debe ser escuchada, en tanto la masculinidad mantiene una asociación muy significativa con la violencia, tanto política como familiar.


La masculinidad como máquina de guerra
¿Qué es la masculinidad? Podemos considerarla como un dispositivo de regulación social, integrante del sistema de géneros, que de modo tan tácito como pervasivo, atraviesa los diversos ámbitos sociales, los vínculos y las subjetividades. Si las características subjetivas de los varones mantuvieran una dependencia lineal con su constitución biológica, no hubiera sido necesario que culturas muy diversas, existentes en todos los rincones del planeta, elaboraran complejos y prolongados rituales de iniciación para transformar a los niños temerosos y apegados a sus madres, en representantes de un estatuto social muy valorizado, idealizado, cuyos orígenes son guerreros. Las cualidades que se han cultivado consisten en la tolerancia al sufrimiento, audacia, valentía, desprecio por el cuidado de sí mismos, aceptación de una muerte eventual, e insensibilidad ante el sufrimiento de los eventuales antagonistas. La constitución de un círculo íntimo que engloba a los propios, ha implicado la alienación de los demás, percibidos como rivales y enemigos potenciales. Si esta tendencia responde a una característica estructural de nuestra especie, narcisista por definición, o es un desenlace histórico insistente, pero en sí mismo contingente, es materia de debates entre escuelas, que no son sólo teóricos, sino políticos.

Para evitar cualquier asignación esencialista de una supuesta agresividad innata de los varones, y su contraparte, la idealización de una supuesta disposición amorosa de las mujeres, se requiere reconocer que se trata de rituales reiterados, que mutan de acuerdo con la época, pero que insisten en subjetivar a los hombres para la confrontación (Burin y Meler, 2000). La puesta en juego de los cuerpos persiste en varias regiones del planeta, mientras que los varones dominantes, desarrollan una masculinidad corporativa transnacional (Connell, 2005), que en la actualidad constituye el sector social que lidera y configura el universo social y cultural contemporáneo. No existe entonces una masculinidad homogénea, sino diversas modalidades masculinas que configuran una estratificación social al interior del colectivo varonil. Como señala de modo agudo la autora citada, no son los mismos hombres quienes disfrutan de las ventajas de la masculinidad, que aquellos que padecen sus cargas e inconvenientes. Mientras algunos hombres fusionan empresas para minimizar costos y potenciar los beneficios, los varones pobres de países periféricos matan y mueren en conflictos que no comprenden.


Un dispositivo averiado: la violencia contra las mujeres
Los ataques que provienen de “nosotros” y se dirigen hacia “ellos” (Laing, 1972) gozan todavía de cierta legitimidad. Pero las diversas formas de violencia de algunos varones contra sus compañeras, generan desconcierto, ya que el supuesto manifiesto es que ellos deben defenderlas y protegerlas, en lugar de atacarlas y eventualmente, exterminarlas. La violencia masculina en la pareja rompe con un código ancestral, mediante el cual las mujeres han aceptado subordinarse a cambio de protección. Esta violencia se observa en circunstancias de lo más diversas: cuando el dominio masculino es muy marcado y también cuando mengua y se siente amenazado. En Oriente y en Occidente, de modo programático y pedagógico en el mundo islámico, y como un fallo vergonzoso en el Occidente desarrollado. Entre los ricos y educados, que la disimulan hasta que ya no es posible mantener el secreto, y entre los pobres iletrados, que aparecen en la prensa y alimentan las prisiones.

Para comprender los actos violentos se requiere abandonar la ilusión de su carácter extraordinario, y aceptar con dolor su índole estructural al sistema de géneros. Todo sistema de estratificación social se sostiene mediante la amenaza virtual del castigo. Esto es válido para la clase, para las relaciones coloniales y también para las relaciones amorosas, eróticas y familiares, donde es más difícil percibir la violencia potencial debido a la mistificación del amor, un ardid ingenioso del patriarcado.

El establecimiento de relaciones de paridad constituye la mejor protección contra los abusos, pero esta es una condición difícil de lograr para las mujeres, en tanto continúe la asignación social sobre ellas, del cuidado de los niños y jóvenes dependientes. La dependencia infantil y adolescente reproduce la dependencia femenina en una cultura mercantil que reclama la participación de las mujeres en el mercado sin hacerse cargo del privado. Esta persistencia de la división sexual del trabajo, se traduce en la centralidad subjetiva que aún conserva el ideal maternal en el sistema de ideales propuestos para el Yo, y en la diversidad que hoy caracteriza la asunción del rol paterno entre los varones. Mientras que algunos se hacen cargo de proveer cuidados primarios a sus hijos, otros, o los mismos en otros momentos o circunstancias, se autorizan a desimplicarse del destino de los descendientes de un modo en que pocas mujeres lo hacen. En algunos casos, el ejercicio apolíneo de la tan mentada función paterna, deja ver el rostro terrorífico del padre de la horda. Esto deja a las madres como la última frontera contra el desamparo de los sujetos inmaduros y fragiliza su condición social y subjetiva.

Se requieren entonces profundas transformaciones del mercado laboral, que hagan compatible la dedicación al trabajo con los cuidados familiares. También será necesaria la creación de adecuados dispositivos institucionales, que expresen de forma práctica y no declarativa, el compromiso de una generación en la reproducción social, a través del cuidado conjunto y solidario de las generaciones que vienen.

En el ámbito de la atención de la salud mental, conviene superar algunos enfoques que ponen un énfasis excesivo en el compromiso intersubjetivo de los participantes del drama de las relaciones violentas, sin tomar en cuenta las asimetrías de poder, tanto actuales como pretéritas. La subordinación femenina, así como el dominio masculino, se sustentan en las relaciones prácticas de poder, tal como existen en el momento en que acontecen. Pero también se observa un troquelado transgeneracional del género subjetivo, que reproduce sentimientos de indefensión entre las mujeres, e imposta entre los varones, una auto suficiencia con escaso sustento. Es tarea del terapeuta deconstruir las inhibiciones femeninas para la autonomía, y desnaturalizar el dominio masculino, cuando estas tendencias subjetivas aparecen en el ámbito de la consulta.

La atribución de un diagnóstico de perversión a las mujeres involucradas en actos violentos, debiera ser considerada de modo más cuidadoso. A veces, los criterios diagnósticos constituyen una sanción moral encubierta, que implica el riesgo agregado del error. No todas las víctimas, ya sean primarias o secundarias, de violencias o abusos, mantienen una connivencia inconsciente con el agresor. Del mismo modo, no todas las violencias perpetradas son perversas, ya que en algunos casos se trata de procesos de desubjetivación debidos a un arrasamiento impulsivo del Yo. La repulsa que surge en los operadores de la salud mental ante los vínculos violentos, favorece en ocasiones el surgimiento de dificultades diagnósticas debido al rechazo emocional, que se acompaña de intentos de desimplicarse de cualquier identificación que pudiera desbalancear el propio narcisismo.

Más allá de los posibles abordajes terapéuticos, la prevención de la violencia de género masculino requiere de dispositivos institucionales, que existen, aunque en una medida insuficiente y con recursos limitados. Conviene revisar de modo periódico el diseño de estos dispositivos, que hoy se enfocan en asistir a las víctimas, pero que también debieran reeducar a los ofensores. Se suele considerar a los varones violentos como irrecuperables, y esta consideración alienta las separaciones familiares de modos a veces indiscriminados. Los lazos de amor y odio entre los géneros existen, y el retrabajo de estos vínculos promete ser más productivo que la alienación ritual de los agresores.

Por último, toda política social implica una política de género, que incluye regulaciones de la oferta laboral y la creación de recursos institucionales para asistir a las familias.

Sólo un enfoque integral y multi estratificado, podría ser de utilidad para promover el profundo cambio cultural que hoy se requiere.

Publicado en Página/12 el 25-09-2015

viernes, 23 de octubre de 2015

Automatismo frente al no automatismo

CONFERENCIA: AUTOMATISMO FRENTE AL NO-AUTOMATISMO: EL CASO DE LA IMITACIÓN Y LAS EMOCIONES

PPT

 3 de septiembre, a las 11:00 horas (México), 2015.

Doctorante María de Lourdes Ramírez Argonza
Filosofía de la Ciencia y del Lenguaje
Doctorante en la UAM-I
mail: lr_argonza@yahoo.com.mx

Desde el ámbito de la filosofía, el automatismo ha sido un tema recurrente. Sobremanera en Descartes podemos hallar el punto álgido sobre dicho asunto que ha generado un debate en torno a considerar la conducta animal no humana como meramente automática, irracional y no consciente: Encuentro tres vías para cuestionar esta consideración. Una es pensar como lo hizo el filósofo Julian Offray de La Mettrie (1745) quien ofreció razones para pensar que guardamos el mismo estatus mecánico que los animales no humanos. La segunda vía corre en pensar en lo que los científicos del comportamiento animal han observado. En este sentido, han descrito que cierta conducta es mecánica y cierta conducta es libre y voluntaria en ellos. En este sentido, el display es una conducta que surge de un automatismo (Lorenz, 1935; Tinbergen, 1965), pero hay otra conducta que puede considerarse en ocasiones como una conducta libre; ésta es la imitación, conducta que presupone cognición y, por tanto, presupone también otra serie de hechos que implican un no-automatismo, como la voluntad y el desarrollo de la cultura. La tercera vía la encuentro en que las emociones son fenómenos que no están separados del fenómeno consciente e incluso de cierta racionalidad (Damasio, 2010), aquellos animales no humanos que exhiban tener emociones, serán sujetos con una conducta flexible y no automática. Sobre estos tres elementos, intentaré responder ¿qué implica que la conducta animal no humana sea o no mecánica?
Palabras clave: automatismo, imitación, emociones, animal no humano.

martes, 20 de octubre de 2015

Tecnologías Blandas

Pero… ¿qué es eso de las tecnologías blandas? | Convocatoria para una ontología

¿Qué piensas cuando escuchas el término tecnologías blandas? ¿Sabes qué son? ¿Cómo mejoran o condicionan tu vida? ¿En qué ámbitos están más presentes? Para tratar de entenderlo mejor, te proponemos construir juntas una ontología. Y lo primero que necesitamos es reunir distintas aportaciones. Por eso ¿nos envías una palabra, un verbo, una frase, una idea, un texto, una referencia que sirva para crear colectivamente un esquema conceptual sobre este término?
> Haz tu aportación antes del 30 de octubre
> Utiliza el 
hashtag #tecno_blandas o envíanos materiales por mail a info@tecnologiasblandas.cc

Situándonos sobre el tema

Entendemos por tecnologías blandas aquellas que de manera específica, pretenden cuestionar y mejorar las formas sociales de relacionarnos, el funcionamiento de los sistemas con que nos organizamos. Esas que tienen que ver con la producción de conocimiento, la gestión del talento o el desarrollo del aprendizaje; con aspectos más relacionales, subjetivos e intangibles; y con su aplicación a la educación, la cultura, la organización social, la administración, la economía, los modos de creación, producción y distribución, la comunicación, etc.
Aquí introducimos un poco más la cuestión y aquí puedes ver las aproximaciones de Saioa Olmo y Juanjo Goñi al tema.

Pero ¿qué es una ontología?

La metodología para acercarnos al concepto de tecnologías blandas es la ontología. Una ontología (onto-ser / logo-estudio) es un esquema conceptual con el que comunicar de manera detenida una idea, posibilitando distintos itinerarios o líneas de sentido dentro del mismo esquema. Su finalidad es facilitar el análisis y entendimiento de conceptos, para facilitar su comunicación y el intercambio de información entre diferentes agentes y sistemas. Un mapa (siempre parcial) en el que trazar líneas de sentido flexibles y remezclables, abiertas a múltiples lecturas, formas de interpretación y representación.
La elaboración de una ontología es un ejemplo de tecnología blanda donde el conocimiento es puesto en valor de forma colectiva y colaborativa. El objetivo no es demostrar cuánto sabes o si tienes la verdad definitiva, sino construir colectivamente un diagrama que resulte certero, accesible y práctico.
A primera vista parece difícil ¿no? Pero no lo es tanto y sabemos que da muy buenos resultados. Porque no es la primera que desde ColaBoraBora nos enfrentamos al reto de hacer ontologías, Puedes consultar cómo hicimos la ontología deCopyLove en el Festival Zemos98la de espacio público en urbanBat, en 2012; o esta misma primavera la ontología sobre#alteropoiak también en urbanBat.

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¿Cómo puedo participar?

Antes de nada necesitamos recabar toda la información que podamos. Recoger diversas miradas sobre el tema. Sumar los puntos de vista y las opiniones de los otros. Desde el conocimiento experto a las experiencias particulares de cada cual. ¡Todo vale!
Por eso, para antes del 30 de octubre queremos tus palabras, verbos, referencias, definiciones, textos… Aportaciones breves, rápidas, eso primero que te ha venido a la mente, aquello que no debería faltar si estamos pensando en tecnologías blandas.

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¿Dónde envío mis aportaciones?

Deja un comentario en este mismo post o utiliza el hashtag #tecno_blandas o mándanos materiales por mail ainfo@tecnologiasblandas.cc
Después, juntaremos todo el material que recibamos, lo analizaremos y remezclaremos, para crear frases y líneas de sentido. Haremos un primer borrador de ontología que poder contrastar de manera abierta (ya os contaremos cómo y cuándo).

Ya sabes…

¿Qué son para ti las #tecno_blandas?
¿Nos mandas tus impresiones?
¿Nos ayudas a difundir esta llamada a la colaboración?
ESKERRIK ASKO!

lunes, 19 de octubre de 2015

AbdouMaliq Simone investigador urbanista: Ciudades africanas y asiáticas

AbdouMaliq Simone, urbanista e investigador del Instituto Max Planck en Berlín

Una mirada a las otras ciudades

Dice que las ciudades africanas y asiáticas son las “fuerzas mundiales de urbanización”. Areas donde conviven múltiples formas de producción y de regulación, con regímenes pasados superpuestos y reglas diversas. Una mirada analítica sobre las limitaciones de los discursos modernistas para comprender las realidades de ciudades no occidentales contemporáneas.

Por Natalia Aruguete
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AbdouMaliq Simone se especializó en cultura urbana, políticas públicas y relaciones internacionales. Con ese bagaje, trabajó en el funcionamiento de las ciudades africanas y, más recientemente, del Sudeste asiático. Invitado por el programa Sur Global (Unsam), Simone dialogó con Página/12 sobre las limitaciones de los discursos modernistas para comprender las realidades de ciudades no occidentales contemporáneas. Lejos de esa visión, este urbanista propone estudiar las ciudades africanas y las asiáticas como “fuerzas mundiales de urbanización”, en las que conviven múltiples formas de producción y de regulación, con regímenes pasados superpuestos y reglas diversas que vuelven a las ciudades “un composé” de formas de funcionamiento.
–¿Cómo caracteriza a las ciudades africanas? ¿Por qué afirma que Africa y Asia son fuerzas de la urbanización mundial?
–Creo que el de “economía translocal” es un concepto que se aplica más a los estudios que hice sobre ciudades africanas que a mis investigaciones actuales en Yakarta y el Sudeste asiático, ya que se relaciona con una práctica expandida de producción artesanal, local y a pequeña escala, con una capacidad limitada de acceso a tecnologías de producción, a la industria. El tema es cómo encontrar un mercado para el consumo de esas mercaderías que se van produciendo locamente, sin limitarse a un grupo muy pequeño de consumidores que tienen recursos muy limitados.
–¿Con qué tipo de recursos se cuenta para expandir esas redes?
–En Africa están disponibles las redes coloniales, las diferentes monedas, los diferentes usos de recursos según tradiciones coloniales varias que pueden utilizarse para hacer circular las mercancías. Siempre se está haciendo jugar esas diferencias para expandir la circulación de cosas, de intercambios, de oportunidades. Estas prácticas tienen raíces históricas y geográficas de muy larga data, están enraizadas en muchas formas de organización social y política diferentes, y han sido una base económica muy importante para la expansión de las ciudades. El concepto “economía translocal” se refiere a estas formas de circulación y niveles que se superponen.
–En sus escritos, usted afirma que, para muchos residentes urbanos, la vida se reduce a un estado de emergencia que no deja tiempo para la etiología precisa de la crisis, ¿cómo es posible transitar este estado de cosas?
–El término “estado de emergencia” tiene dos connotaciones distintas. Una tiene que ver con la cotidianidad y la situación de crisis recurrentes y la necesidad constante de restablecer las bases de una vida cotidiana, recomponer su sustento. Por otro lado, con “lo emergente” también me refiero al surgimiento de nuevas formas de vida urbana que involucran nuevas predisposiciones y actitudes, nuevas formas o capacidades económicas y la expansión de nuevas formaciones de clase. Me refiero a que se vive en este doble estado de precariedad y promesa, lo cual desde ya no es exclusivo de las ciudades africanas sino inherente a la vida urbana de muchas ciudades del mundo.
–En medio de años de desilusión popular en su relación con los Estados africanos, las demandas intensivas de trabajo para asegurar las necesidades básicas, la arraigada “negociabilidad” de la Justicia y los efectos de procesos de reforma económica obligada y supervisada internacionalmente, ¿cómo determinar las posibilidades y futuros urbanos de las ciudades africanas?
–Te respondo con un ejemplo: Angola es una economía de enclave y es una de las economías que más está creciendo en el mundo. De hecho, en los últimos cinco años ha estado creciendo alrededor del 13 por ciento anual, debido exclusivamente a la producción de petróleo. Eso le ha permitido al gobierno angoleño comprar bancos y corporaciones portugueses y hacer grandes inversiones. Sin embargo, el mercado del petróleo emplea a menos del 2 por ciento de los trabajadores angoleños.
–¿Y los trabajadores que no entran dentro de ese 2 por ciento?
–Tienen que autoproducir su sustento y su vida urbana, de modo que el mundo que se deriva de esta situación es de su propia factoría, es artesanal y autoconstruido; y éste es otro tipo de enclave. Ese tipo de economía de enclave genera otra economía de enclave.
–¿En qué sentido?
–La producción de la vida urbana de los angoleños es una vida autoproducida. Y muchas ciudades de Africa son básicamente economías de enclave en sí mismas, donde se encuentran soberanías múltiples –aunque quizás suene fuerte esa palabra–, al menos múltiples formas de funcionamiento, múltiples regulaciones, múltiples regímenes, múltiples sistemas de importación y exportación, múltiples reglas de funcionamiento que hacen que las ciudades sean en realidad un composé de distintas formas de funcionamiento superpuestas, una multiplicidad de enclaves particulares.
–¿De qué manera las ciudades africanas calibran lo que usted denomina “tecnologías de control”?
–En muchos casos, los distintos niveles del Estado –el Estado federal, el Estado metropolitano o el municipal– ceden la administración de los temas urbanos a pequeños arreglos o estructuras de control, con el fin de diversificar el espacio urbano amplio en maneras que permitan a esos espacios múltiples articularse con distintos juegos de poder, cadenas de producción y circulación de mercancías, o diferentes formas de generación de valor.
–Pero qué es lo que hace la mayoría de los residentes, que no son corporaciones o sociedades públicaprivadas, o inversores. ¿Con qué alternativas cuentan esa mayoría frente a estas circunstancias?
–A ellos les queda el construir ellos mismos sus lugares de residencia, pero también sus relaciones interpersonales y sus formas de supervivencia, generando su propio trabajo y una economía basada en la proximidad. Eso es lo que va construyendo una diversidad de mecanismos propios que luego, apropiados y articulados entre sí, constituyen el nivel más alto de la ciudad, es decir que le permiten desprenderse o diferenciarse del contexto regional y constituirse en un centro político o administrativo.
–¿Cómo se conjugan estas nuevas modalidades de colaboración y competencia frente a la creciente dificultad de acceso al empleo y de garantizarse necesidades esenciales?
–Esta es una muy buena pregunta. Si se toma un grupo de mujeres en un mercado, por ejemplo, cada una vendiendo en su puesto el mismo tipo de productos, se da una situación de competencia. Por definición, cada una quiere vender los productos que ofrece y obtener un ingreso, pero al mismo tiempo se prestan atención una a la otra. En este tipo de situaciones, ninguna va a tratar de hacerle competencia desleal a la otra, los precios en general son los mismos en los distintos puestos. Pero puede haber otros detalles importantes para mirar, como quién le compra a quién, cuáles son las redes que se generan y cómo unas le pasan los clientes a otras.
–¿Podría darme un ejemplo?
–En Yakarta, donde estoy trabajando actualmente, hay un distrito donde se venden motocicletas y repuestos para motocicletas. Todos venden los mismos productos, los mismos repuestos, las mismas marcas. Imagínate que a ese distrito llega alguien con una motocicleta y necesita un arreglo: se va a acercar al primer vendedor que vea y allí se genera una relación. Esa persona obviamente quiere vender, pero al mismo tiempo le va a preguntar al cliente qué tipo de problema tiene, de dónde viene; hace una suerte de estudio del cliente. Es probable que a través de ese conocimiento, se entere que esa motocicleta no pertenece a esa persona sino que en realidad es de una empresa que tiene cientos de motocicletas. Entonces se da cuenta de que él puede hacer el arreglo pero hay alguien diez negocios más abajo que podría hacerlo mejor, y prefiere pasar el trabajo a otro y saber que el distrito después va a tener una buena relación con una empresa que le mande muchos más clientes. Entonces, por un lado, está esa competencia individual pero, por otro lado, piensa a futuro en términos de las posibilidades del distrito y su posición en un mundo competitivo más amplio de posibles clientes y relaciones. Siguen estando en competencia individual, pero también en colaboración para atraer la mayor cantidad de trabajo para el grupo más grande.
–¿Planifican pensando en el futuro?
–Sí, yendo más allá de lo que ocurre en el presente y anticipándose a cómo va a ser la situación. Pero para hacer este tipo de planificación es necesario un conocimiento, se necesita saber qué compañeros o competidores se tienen cerca, qué trabajo pueden hacer, de dónde consiguen los repuestos cada uno y qué más se podría conseguir según las redes que tiene cada uno. Se compite, pero también se presta atención, se tiene en cuenta a los demás. Es decir que ese poder de anticipación y de poder planificar hacia adelante y asegurar el trabajo a largo plazo, se basa en la capacidad de establecer relaciones con los demás, de tener algún conocimiento y la posibilidad de llevarse con estos otros, con los que supuestamente está compitiendo.
–¿Cómo se combinan las relaciones familiares y las relaciones comerciales y laborales?
–Por un lado, el hogar es una fuente de trabajo barato. Imaginemos una relación familiar con una tía, puede ser que una persona trabaje para una tía durante mucho tiempo y por muy poco pero con la idea de que esta tía, en algún momento, puede ver el beneficio de invertir en él, por ejemplo, en comprarle un pasaje a Europa o ayudarle en algún emprendimiento, ya que él ha demostrado su valor, su habilidad. Siempre está este principio de anticipación de que le resulte una inversión factible a los familiares. La coherencia de las economías domésticas o de la familia extensa, su fortaleza, se basa en cuánto pueden lograr distribuirse en el espacio. Por ejemplo, uno tiene un grupo de familiares con la misma ocupación o producen la misma cosa, pero localizados en distintas partes. Esta es una manera expandirse en una actividad económica, lo cual requiere cierto nivel de inversión especulativa, una disposición a trabajar aunque no sea por mucha remuneración. ¿Y con quién puede contarse para esto si no es con los parientes o los miembros de una misma familia? De esta manera, el trabajo familiar sigue siendo trabajo barato. Muchas veces las economías de los hogares pueden lograr expandirse a distintas zonas, pero esa expansión solamente se puede hacer a través de relaciones de parentesco porque se hacen utilizando muy pocos recursos y la única manera de mantener esa expansión es porque son parientes pero, al mismo tiempo, los hogares logran mantenerse debido a esa capacidad de expansión –y a veces de diversificación– a distintas ciudades. Es una relación entre obligación y autonomía que se sustentan mutuamente.
–¿Qué ocurre cuando las familias no son numerosas?
–En efecto, una cosa que va cambiando esta forma de economía familiar es la nuclearización de las familias: son más reducidas y los niños ya no trabajan, es decir que los hogares se vuelven nucleares. Al reducirse el tamaño de los hogares, se da una tendencia a la relocalización de los núcleos habitacionales a las periferias, ya que se vuelve económicamente inviable mantener la residencia en zonas centrales. Para que las familias tengan la capacidad de nuclearizarse y depender solamente de una pareja y los niños, y no contar con un número más grande de apoyo de parientes en una familia extensa, no pueden mantenerse viviendo en zonas céntricas de la ciudad. La mudanza a las periferias genera otros problemas, como los costos de transporte para desplazarse a trabajar en el centro, la falta de acceso a otros servicios. Uno de los problemas de la vida urbana actual en las ciudades del Sur es la nuclearización de las familias y la ruptura de esas relaciones de parentesco de familia extensa que también significaban una estructura económica basadas en relaciones complementarias.
–¿Cuán funcionales han sido las oscilaciones entre estabilidad e inestabilidad y la intermitencia de lo que usted llama “guerra de baja intensidad” para quienes manejan los circuitos de mercancías como el cacao, las gemas y los minerales?
–Hay complicidades a largo plazo entre aquellos que logran controlar el acceso a recursos: a la tierra, a rutas de transporte, el acceso a los puertos, el control de los recursos naturales, el acceso al poder político. Cada tanto, estas relaciones se consolidan o más bien se enquistan, en relación a diferentes dimensiones, que pueden ser de tipo generacional, de pertenencia étnica o la persistencia de viejas relaciones comerciales que han estado funcionando durante mucho tiempo. Como los Estados son maquinarias extractivas en tanto cobran rentas de los distintos tipos de actividades y muchas de ellas se hallan enquistadas, a menudo se forma una estructura muy claustrofóbica, con escaso margen para la innovación, poco espacio para que las nuevas generaciones logren entrar a alguna posición que genere algún nivel de ganancia. Si hay una cierta funcionalidad de esa guerra de baja intensidad, tiene que ver con mecanismos para la ruptura de esos feudos enquistados y la apertura a nuevas configuraciones de actores para acceder a oportunidades, para nuevos grupos jóvenes que tengan cierta injerencia, que se abran paso al mercado en medio de estructuras tan establecidas. Ahora bien, determinar si vale la pena –dados los costos de debilitamiento que genera este tipo de situaciones– es otro tema.
–¿Y vale la pena?
–Diría que no, porque los procesos de recuperación o recomposición para compensar los períodos destructivos del conflicto, la pérdida de la confianza que se genera, las situaciones de resquemor o la ruptura del tejido social, son a menudo tan profundas y tienen efectos tan duraderos, que el encontrarse constantemente en un proceso de reconstrucción tiene un costo muy alto. Además, las formas de gobernanza del Estado tampoco cambian tanto, se van regenerando nuevas formas de dependencia, por ejemplo en relación con las recientes inversiones chinas, incluso las asiáticas.
–¿En qué consisten esas nuevas formas de dependencia? ¿Qué rasgos las caracterizan?
–A lo ancho de grandes partes de Africa hay un retorno, quizás por la puerta trasera, a formas coloniales de dominación y de relaciones sociales, de sociedades que han atravesado estos conflictos de tan larga data y que han producido semejante destrucción de ese sistema. Donde podría haber una irrupción de nuevas formas de relacionarse, lo que termina pasando en los hechos es que se da una regeneración de sistemas. Ahora hay inversores que vienen con dinero de Asia y están adquiriendo grandes cantidades de tierra o armando obras de infraestructura que no parecen tener beneficios efectivos para la población a largo plazo y, además, generan una nueva forma de endeudamiento vinculada al funcionamiento de las economías de las colonias. Pareciera que estos conflictos de larga data y de baja intensidad –aun cuando se abren nuevas oportunidades– terminan recomponiendo la actuación de una economía colonial con otros actores pero con el mismo tipo de estructura.
–Los gastos de los Estados africanos para transformar los aparatos nacionales políticos y administrativos en el marco de procesos de “modernización”, ¿qué efectos económicofinancieros tienen en la actualidad? ¿Y qué efectos políticos, sobre todo?
–En los años 80, con las grandes reformas de ajuste estructural que forzaron a los Estados a deshacerse de empresas estatales y dar lugar a las privatizaciones, los que adquirieron estas propiedades terminaron siendo funcionarios y actores del propio Estado. De manera que se formó un Estado paralelo o alternativo al existente. Hasta entonces, el Estado todavía convencía a la población de que podía proveer cierto tipo de cosas en tanto hubiese disciplina y orden. Podía proveer algún tipo de mecanismo de asistencia, como por ejemplo vivienda o subsidios para pan y arroz, documentos de identidad o algún tipo de trabajo público, es decir, algún nivel de seguridad. Pero el ajuste estructural implicaba suspender todas esas cosas y desprenderse y privatizar todas las propiedades que el Estado tenía: fábricas, ferrocarriles, el correo. Y muchos de los actores que ya estaban en el estado, distintos funcionarios de alto nivel, se asociaron con empresas y capitales extranjeros para comprar todos esos activos. De esa manera, el Estado se vuelve más extractivo que antes, más vibrante la extracción de fondos de la población.
–¿Por qué?
–Porque la privatización del Estado tiene que ver con hacerlo más eficiente en la recaudación de impuestos o los pagos provenientes de los mercados o de la tierra. Se invierte mucho en el Estado para volverlo más “serio” y eficiente, para lo cual se contrata gente bien entrenada, se profesionaliza y desarrolla una tecnocracia para lograr funcionar y recaudar mejor. Pero el Estado real no está allí, sino en ese mundo privatizado donde la vieja elite política todavía logra mantener al juego funcionando. Es decir que los mismos que eran funcionarios del Estado, ahora están en la función privada. Al mismo tiempo, las poblaciones se están dando cuenta más fácilmente de esto y están más militantes, más avispadas sobre cómo funcionan estas cuestiones y establecen umbrales de tolerancia. Esto hace que surjan más organizaciones –sobre todo a nivel local– que intentan generar cambios, y más movimiento en la sociedad civil, aunque se encuentran muy limitadas porque los Estados están muy endeudados con los acreedores externos y esto limita el tipo de cosas que se pueden hacer.
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viernes, 16 de octubre de 2015

Los humanos modernos no duermen menos que los primitivos


Un estudio sobre las pautas de sueño en sociedades actuales aisladas y sin luz artificial muestra que duermen de media 6,4 horas, una cifra similar al de las sociedades industriales

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Los San fueron uno de los grupos humanos que sirvieron como modelo para tratar de entender las pautas de sueño de los humanos primigenios / ISEWELL
Se suele creer que la tecnología nos ha estropeado el sueño. La luz artificial y entretenimientos como la televisión o internet habrían echado a perder la sana sincronización entre nuestros horarios y los ciclos de la noche y el día que disfrutábamos en tiempos preindustriales. Sin embargo, es posible que esa idea que parece tan razonable no se ajuste a la realidad.
Para comprobar si esta hipótesis es cierta, un grupo de investigadores de EE UU y Sudáfrica se lanzó a estudiar el sueño en tribus más o menos aisladas, que viven de un modo similar al que lo habrían hecho nuestros ancestros. Para tratar de que el modelo actual se pareciese lo más posible al entorno en el que surgió la especie humana, en la región tropical de África oriental, los investigadores eligieron poblaciones que viven hoy en esa misma región: los Hadza de Tanzania y los San de Namibia. Además, con el fin de evitar confundir el estado natural con una forma de vida surgida en esas tribus en tiempos modernos, se estudió también a los Tsimane, en otro lugar (en concreto, Bolivia). Los investigadores analizaron las pautas de sueño de 94 personas durante 1.165 días.
El estudio, que se publica hoy en la revista Current Biology, produjo resultados que pueden resultar sorprendentes. Por un lado, con un tiempo de sueño de 6,4 horas de media, no duermen más que los habitantes de sociedades modernas. Además, entre los voluntarios del estudio tampoco eran frecuentes las siestas. En muchas ocasiones, se ha planteado que esta práctica habría desaparecido como fruto de la vida moderna y sus horarios estresantes.
El análisis también mostró que las pautas de sueño de estas poblaciones aisladas separadas por miles de kilómetros eran muy similares. A diferencia de las personas que viven en poblaciones actuales, en las que es frecuente permanecer en la cama después del amanecer, los individuos de las tribus estudiadas siempre se despertaban antes de la salida del Sol. Solo los San durante el verano se saltaban esa norma.
Otro de los aspectos observados por los científicos es que, más que con la luz y la oscuridad, el sueño tiene que ver con la temperatura. Las tribus de cazadores-recolectores estudiadas dormían de media casi una hora más durante el invierno y se echaban a dormir unas tres horas después de anochecer, cuando se produce un descenso progresivo de la temperatura. Los responsables del estudio plantean que la relación entre la bajada de temperatura, el sueño y el descenso de temperatura corporal cuando dormimos pudo ser un sistema incentivado por la evolución para ahorrar energía durante la noche.
Hasta los tiempos modernos, los europeos dormían en dos partes, con una interrupción en la que rezaban, tenían sexo o practicaban todo tipo de actividades
Estas diferencias en el número de horas de sueño entre invierno y verano son otro de los aspectos que separan a las sociedades tradicionales y las modernas, probablemente porque en la actualidad se suele vivir en casas con la temperatura acondicionada artificialmente. Los investigadores consideran que es posible que este sea el motivo de que en las poblaciones africanas o americanas observadas no haya problemas de insomnio. En los entornos modernos, el cuerpo se ve obligado a enfriarse “artificialmente” hasta alcanzar la menor temperatura que llega con el sueño.
Los investigadores, liderados por Jerome Siegel, de la Universidad de California en Los Ángeles, también plantean que su trabajo pone en contexto algunos resultados como el del historiador del sueño de la Universidad Virginia Tech en EE UU Roger Ekirch. Según los datos históricos recogidos por Ekirch, hasta los tiempos modernos, los europeos dormían en dos partes, con una interrupción en la que rezaban, tenían sexo o practicaban todo tipo de actividades. Siegel y sus colegas comentan que esta forma de dormir por fascículos puede ser consecuencia de que las noches del invierno son mucho más largas durante el invierno en latitudes septentrionales. Con este criterio, la tecnología, más que fastidiarnos las pautas del sueño, las habrían devuelto a su estado natural, el que evolucionó en África, cerca del ecuador, con unas condiciones de luz y temperaturas más homogéneas a lo largo del año que en Europa.

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Revista Etnográfica

Etnográfica es una revista cuatrimestral de antropología social y cultural publicada en Portugal. Edita artículos en portugués, inglés, español y francés que abordan contextos etnográficos diversos. La revista privilegia la investigacíon empirica de calidad, la diversidad de puntos de vista analíticos y la innovación teórica. Los artículos seleccionados por la comisión editorial se someten anónimamente a la evaluación de dos revisores.Etnográfica esta indexada en importantes bases de dados y colecciones como Anthropological Index Online, EBSCO, Revues.org, SciELO, Scopus, Web of Science – SciELO Citation Index.

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vol. 18 (2) | 2014

Hemeroteca Digital Brasileña

Hemeroteca Digital Brasileña

Río de Janeiro. La Fundação Biblioteca Nacional pone a disposición de sus usuarios la Hemeroteca Digital Brasileña, un portal de periódicos nacionales (diarios, revistas y publicaciones seriadas) para ser consultado por internet. En ella, investigadores de cualquier parte del mundo pueden tener acceso libre y gratuito a títulos que incluyen desde los primeros diarios creados en el país –como el Correio Braziliense y la Gazeta do Rio de Janeiro, ambos fundados en 1808- a diarios desaparecidos en el siglo XX, como el Diário Carioca y el Correio da Manhã, o que ya no circulan en forma impresa, como el Jornal do Brasil.

Entre las publicaciones más antiguas y raras del siglo XIX se encuentran, por ejemplo, O Espelho, Reverbero Constitucional Fluminense, O Jornal das Senhoras, O Homem de Cor, Semana Illustrada, A Vida Fluminense, O Mosquito, A República, Gazeta de Notícias, Revista Illustrada, O Besouro, O Abolicionista, Correio de S. Paulo,Correio do Povo, O Paiz, Diário de Notícias así como también los primeros diarios de las provincias del Imperio.

En cuanto al siglo XX, se pueden consultar revistas tan importantes como Careta, O Malho, O Gato, así como diarios que marcaron la historia de la imprenta en Brasil, tales como A Noite, Correio Paulistano, A Manha, A Manhã y Última Hora.

Las revistas de instituciones científicas componen un segmento especial del acervo disponible. Algunas de ellas son: Annaes da Escola de Minas de Ouro Preto, O Progresso Médico, la Revista Médica Brasileira, los Annaes de Medicina Brasiliense, el Boletim da Sociedade de Geografia do Rio de Janeiro, la Revista do Instituto Polytechnico Brasileiro, la Rodriguesia: revista do Jardim Botânico do Rio de Janeiro, el Jornal do Agricultor, entre tantos otros.

La consulta, posible a partir de cualquier dispositivo conectado a internet, puede realizarse por título, período, edición, lugar de publicación y hasta por palabra/s. También se pueden imprimir las páginas deseadas.

Además del apoyo del Ministerio de Cultura, la Hemeroteca Digital Brasilera es reconocida por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y cuenta con el apoyo financiero de la Financiadora de Estudos e Projetos (FINEP), que hizo posible la compra de los equipos necesarios y la contratación del personal para su creación y mantenimiento. Hasta el momento ya son más de 5.000.000 de páginas digitalizadas de periódicos raros o extinguidos a disposición de los investigadores, número que se irá acrecentando con la continuidad de la reproducción digital.
[Fuente: FBN]

Biblioteca Digital Trapalanda


TRAPALANDA

Trapalanda era el nombre de una tierra mítica y ensoñada. La buscaron para conquistarla y les fue esquiva. Se convirtió en imagen en el ensayo y nombre de alguna revista.
Para la Biblioteca Nacional es el nombre de una utopía: la puesta en acceso digital de todos sus fondos. Aquí se encontrará el lector con distintas colecciones, en las cuales los libros y documentos que la institución atesora se encuentran en forma digital.

  • Archivo audiovisual
  • Archivo sonoro
  • Documentos fundacionales
  • Exlibris
  • Folletos
  • Fotografias
  • Libros
  • Manuscritos
  • Mapas
  • Materiales graficos
  • Musica impresa y manuscrita
  • Periódicos
  • Publicaciones de la Biblioteca Nacional
  • Revistas

COLECCIÓN SUGERIDA

Manuscritos de Leopoldo Lugones

Poeta, cuentista y ensayista, figura fundamental de la cultura argentina. La colección de manuscritos adquirida por la Biblioteca constituye el archivo público más importante dedicado a su obra. Posee correspondencia, capítulos manuscritos de El payador y de El dogma de obediencia, entre otros.

> Ver Colección completa

BIBLIOTECAS DIGITALES ESPECIALES

  • Biblioteca Digital Mundial
  • Pedro de Angelis
  • Martin Fierro Interactivo
  • Avervo Digital Anotado
  • Biblioteca Digital del Patrimonio Iberoamericano

La Biblioteca Nacional tiene acuerdos de integración de bibliotecas digitales con la Iberoamericana –que incluye varias bibliotecas nacionales de América Latina y España–, y constituye, junto con la Biblioteca Nacional de Brasil, la Biblioteca Virtual Pedro de Ángelis. Al mimo tiempo desarrolla colecciones y acervos de información específicos como el Martín Fierro interactivo y el Acervo digital anotado.

Bibliotecas de Montevideo en línea

La Intendencia de Montevideo lanzó el catálogo en línea de sus bibliotecas

Montevideo. La Intendencia de esta ciudad tiene una red de 19 bibliotecas públicas, quince de ellas en funcionamiento y las otras cuatro en procesos de reapertura y reacondicionamiento. Los servicios que ofrecen son gratuitos y la colección total comprende alrededor de 65.000 ejemplares de 8.000 títulos.

Por esto, la Intendencia creó este catálogo en línea que habilita búsquedas personalizadas por tema, título de publicación, autor o biblioteca. Según dijo un vocero: “El sistema detalla la información del material bibliográfico, la cantidad de copias existentes y la disponibilidad según cada biblioteca”.

El material disponible en las bibliotecas puede leerse en las salas o llevarse al hogar en préstamo. Además de libros, las bibliotecas cuentan con un importante acervo de “revistas, juegos y soportes audiovisuales, como vídeos, DVD y CD-ROM”, señalan desde la Intendencia.

Las bibliotecas, a su vez, ofrecen un espacio particularmente pensado para los niños, con sitios específicos dedicados a promover la lectura entre los más pequeños, además de actividades recreativas y lúdicas. Funcionan asimismo como centro de actividades educativas y de formación, recreativas y sociales de la comunidad donde se encuentran.
[Fuente: La red 21]

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